


El problema del consumo insostenible
En lo que concierne a la protección del medio ambiente, tanto los organismos públicos, como las empresas y la sociedad deben poner de su parte. No sirve de nada culpar a otro de los problemas y lavarnos las manos.
«Eso es cosa de los gobiernos, ellos tienen que cambiar el modelo de producción». «Son las empresas las que contaminan». «Yo no puedo hacer nada si no cambian las cosas desde arriba». Esas son algunas de las afirmaciones que escuchamos a diario. De una forma u otra, menospreciamos nuestro poder para producir cambios y tenemos que empezar a comprender que si nosotros no hacemos nada, todo seguirá igual. Al fin y al cabo, somos los ciudadanos los que con nuestro ejemplo, directa o indirectamente vamos a cambiar los modelos de producción.
El consumo insostenible es uno de los mayores causantes de la crisis medioambiental a la que nos enfrentamos. Se trata pues, del consumo de productos y servicios de forma incontrolada, por encima de la capacidad de regeneración de los recursos del planeta. El sistema económico actual nos incita a consumir y a deshacernos de los productos antes de que cumplan su ciclo de vida. Esto se traduce en que agotamos los recursos y que cada vez generamos más cantidad de residuos. La mayoría de estos residuos son imposibles de procesar por los ecosistemas, y van a parar a vertederos cada vez más grandes, a los océanos o a los suelos. Este modelo de consumo es completamente insostenible, es decir, no se puede mantener a largo plazo.
Y ahí es donde nosotros, los consumidores, pasamos a la acción, cambiando nuestra forma de consumir y orientándola a un sistema más responsable con el medio ambiente.
¿Cómo comenzar a consumir de forma más sostenible?
Es muy sencillo, solo requiere de un poco de coherencia y de una voluntad de cambiar lo que hasta ahora era normal para nosotros. Se trata de empezar a cuestionarnos de qué forma nuestras acciones afectan al planeta. Para hacerlo un poco más fácil, te mostramos unos sencillos pasos para un consumo sostenible.
1. Reduce
Este es el paso más importante de todos, ya que si no compramos un producto evitamos la contaminación que implica la extracción de las materias primas para producir el producto y la contaminación generada durante su transporte. Además, algo que no compramos es un residuo menos del que preocuparnos. Y es que muchas de las cosas que consumimos son completamente prescindibles. La próxima vez que pienses en comprar algo primero hazte esta pregunta: «¿lo necesito?». Te sorprenderá la cantidad de veces en que la respuesta será un no rotundo. En caso de realmente necesitarlo, ya pasaríamos a tener en cuenta otros factores.
2. Compra solo fruta y verdura de temporada
Precisamente así evitaremos lo mencionado anteriormente: la contaminación durante el transporte. Si no es la temporada de una determinada fruta pero nos la ofrecen en el supermercado es porque viene de otro país. Imagina las emisiones de gases de efecto invernadero que hay detrás de ese producto para luego ponerse a la venta en el supermercado de tu barrio.
3. Evita los envases
Cada vez más establecimientos venden sus productos a granel, por lo que puedes usar tus propios recipientes para transportarlos. Recuerda llevar siempre contigo una bolsa de tela para guardar tus compras. En ambos casos evitaremos la generación de residuos plásticos.
4. Reutiliza
Dale a una segunda vida a las cosas que ya no te sean útiles, quizás puedas darles otro uso en el que no habías pensado. ¡Sé creativo! En Internet hay miles de ideas para reutilizar todo tipo de residuos.



5. Recicla
No te queda otra, recuerda separar los residuos y arrojarlos en el contenedor de reciclaje.
6. Muévete también de forma responsable
También en nuestra elección diaria de transporte influimos en nuestra forma de consumir. Desplázate en bicicleta siempre que puedas, un transporte completamente ecológico y que además hará que te pongas en forma. Si esto no es posible siempre puedes usar el transporte público. Si no te queda otra opción que usar el coche, plantéate la opción de compartir coche para minimizar la contaminación. Y por supuesto, si puedes ir caminando, anímate a ello. ¿Para qué queremos los pies?
7. Opta por los productos con una huella ecológica menor
A la hora de elegir lavadora, automóvil o microondas, inclínate por aquellos productos que consuman menos energía y contaminen menos.
8. Ahorra energía
Esto es tan sencillo como ser conscientes de nuestro propio consumo energético. Algo tan sencillo como apagar las luces de casa cuando no las necesitamos, cambiar las bombillas por bombillas de bajo consumo, usar el calor residual para cocinar, y adaptar la calefacción o el aire acondicionado a unos márgenes de temperatura aceptables.
9. Reflexiona sobre tus hábitos diarios y, si es necesario, cámbialos
Podemos leer sobre consumo sostenible y hablar de ello. Pero si al final del día no hemos hecho nada por pasar a la acción estaremos de nuevo en el punto de partida. Al final es cuestión de sentido común y de ser conscientes de nuestro papel como consumidores. Es nuestra misión no dejarnos llevar por la publicidad o por el primer impulso de comprar cosas que no necesitamos.
Debemos mirar con ojo crítico lo que nos rodea y elegir las opciones más sostenibles siempre que sea posible. Vivimos en un mundo donde todo el mundo quiere la última versión o lo más novedoso de esto y aquello. Pero al mismo tiempo, cada vez más gente se está dando cuenta de que tenemos una responsabilidad con el planeta y por tanto con nosotros mismos, y que no podemos seguir consumiendo de forma descontrolada e inconsciente. Si aún no has empezado, comienza tú siendo el cambio y muestra con tu ejemplo que no es tan difícil vivir de forma más sostenible. Si cada uno de nosotros cambia, al final, ¡cambiamos el mundo!
¿Tienes alguna pregunta al respecto? ¡Escríbenos en nuestro Consultorio y te la resolvemos!
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