Solidaria, ecológica y sostenible son algunas de las cualidades que definen a la empresa Biocop, que comercializa y distribuye desde 1987 productos ecológicos de alimentación, higiene, salud y hogar. Comprometidos con el medio ambiente, el desarrollo social y la salud, esta empresa ha logrado consolidar su éxito a través de unos valores bien definidos. Joan Picazos, director general de Biocop, nos cuenta un poquito más sobre su empresa y sobre cómo se encuentra el sector ecológico en nuestro país.
Biocop es una de las empresas pioneras del sector ecológico en España que surgió a partir de la cooperativa Vida Sana, que inició su andadura con un Manifiesto que era toda una declaración de intenciones ¿Qué fue lo que os convenció a dar este paso, qué decía el manifiesto?
Un planteamiento muy sencillo: trabajar por la recuperación de una cultura con sentido, para nosotros, para el planeta y para el futuro. Y eso empieza por acceder a alimentos sanos, que deberían ser habituales, normales. Pero no lo son, y menos en los años 70.
Más tarde, en 1987 decidieron dar el paso de convertir la cooperativa en una sociedad, ¿por qué?
La estructura de cooperativa de trabajo sirvió durante unos cuantos años para promover nuestros fines. Pero hubo un momento en que no nos resultaba suficientemente operativa, por ejemplo, para acceder a la financiación necesaria para apoyar el crecimiento, y optamos por la simplicidad de una sociedad mercantil.
Una vez definida la forma jurídica y lo que querían llevar a cabo, también les tocaría definir los pilares sobre los que se basaría la empresa, es decir, unos principios básicos por los que constituir Biocop, ¿cuáles son? ¿Cuál es su filosofía de empresa?
Creo que lo importante son las acciones, no las declaraciones. De hecho, las declaraciones más justas y bonitas a veces provienen de grandes conglomerados empresariales con una realidad depredadora en su actividad.
Dicho esto, por supuesto que antes de las acciones tienen que ir las ideas que las van a sustentar. En ese sentido, nosotros nos guiamos por unos valores fundamentales, que se podrían resumir en: Respeto por las personas y por el medio ambiente, manifestado a través de los productos que ofrecemos. Honestidad en nuestras relaciones de empresa y hacia el producto. Rigor en la búsqueda de la calidad y la seguridad alimentaria, más allá del obvio cumplimiento de la normativa general y la ecológica. Entendemos la empresa como una organización de personas y recursos que deben generar beneficios para asegurar su supervivencia, crecimiento y cumplimiento de su misión, pero no por el simple hecho de acumular beneficios.
Una de las premisas de su empresa es ofrecer al cliente una amplia gama de productos de buena calidad y dar el mejor servicio posible, ¿fue eso lo que les impulsó a producir su propia marca?
Es aún más sencillo. Cuando empezamos, en los 70, simplemente no había producto disponible con las características que queríamos. Así que hubo que producirlo. Empezamos elaborando de todo, a muy pequeña escala. A medida que los volúmenes han ido aumentando, hemos optado por establecer relaciones de colaboración con productores y elaboradores que puedan responder a nuestras exigencias. La marca propia es una garantía adicional de calidad, en la medida que favorece el control más completo de la vida del producto.
Hoy entendemos que un buen servicio al consumidor pasa por la creación de productos nuevos adaptados a los tiempos, poniendo el acento también en la facilidad de uso.
En su catálogo aseguran que sólo se quedan con las mejores marcas, pero ¿cuáles son los criterios para seleccionarlas?
El primer requisito es la calidad del producto; y eso significa prestar atención a los detalles. Lo explicaré con un ejemplo: “azúcar de caña” sólo significa azúcar proveniente de caña y no de remolacha, y podría ser cien por cien refinado; para distribuir un producto que contenga azúcar nosotros comprobamos antes que se haya mantenido una proporción significativa del producto íntegro.
Nos importa también la fiabilidad de la empresa, a través de una relación personal que en muchos casos dura ya varias décadas. Huimos de relaciones especulativas, nos interesa el largo plazo basado en la autenticidad. El trabajo con el que más disfrutamos es el impulso de producciones locales en cooperación directa con los productores.
Cambiando de tercio, se ha podido observar en los últimos años de crisis económica que el sector ecológico es uno de los pocos que ha aumentado su producción y su consumo, ¿a qué se debe esto? ¿Quizás a lo que el slogan de su empresa, ‘sabes lo que comes’, resume?
Es posible que sea así. Parece lógico que en tiempos complicados valoremos más lo auténtico, buscando asegurar que obtendremos el máximo de valor por el precio que pagamos.
A pesar del aumento considerable del sector, aún existen muchas personas escépticas, desconocedoras o que creen que no les compensa gastar más dinero en este tipo de alimentación. A pesar de esto, ¿cree que éste estilo de vida más saludable seguirá creciendo y convenciendo o seguirá representando un pequeño porcentaje en relación al sector de la alimentación convencional?
Seguiremos creciendo, como sucede en el resto del mundo. A veces en línea recta, a veces en zigzag, a veces con dificultades impulsadas por los intereses del complejo agroalimentario que se siente amenazado. Para optimizar nuestra capacidad de influencia en la alimentación, obviamente la prioridad es la información a todos los niveles; ahí deben concentrarse los esfuerzos, así como las exigencias respecto a los poderes públicos. Por nuestra parte, impulsamos iniciativas como “Biocop FormaInforma”, con jornadas y seminarios para consumidores y para comerciantes.
¿Qué argumentos, según su opinión, tienen mayor peso para que los consumidores decidan dar el paso a la alimentación ecológica?
Hay tres grandes grupos de argumentos, con distinto peso según las sociedades: la influencia fundamental de los productos ecológicos en la necesaria regeneración del medio ambiente; su efecto beneficioso sobre la salud, por la supresión de residuos de tratamientos y de ingredientes sintéticos. A menudo por la oferta de productos con más valor nutritivo, y la influencia social positiva de la agricultura biológica, que favorece las iniciativas a menor escala y las relaciones más directas y justas entre producción, distribución y consumo.
El apoyo y la ayuda por parte de las instituciones es importante, ¿en qué punto se encuentra la agricultura ecológica, está equiparada en ayudas y beneficios a la convencional?
En mi opinión, el apoyo a la agricultura en Europa no tiene suficientemente en cuenta el valor añadido de la agricultura ecológica para la sociedad. Pero donde las políticas institucionales y las inversiones públicas pueden tener mayor efecto multiplicador es en la divulgación a todos los niveles de las ventajas (de la necesidad diría yo) de la alimentación ecológica.
Somos uno de los países que más alimentos ecológicos produce, sin embargo uno de los países europeos que menos consume ¿a qué se debe?
A la falta de información. Más aún, a la desinformación que se ha promovido durante unos cuantos años con iniciativas como haber permitido oficialmente el uso de los términos protegidos (especialmente “bio”) para productos convencionales. Y en el propio sector, seguramente nuestro eslabón débil ha sido la distribución. Se necesitan iniciativas potentes para hacer llegar al público alternativas creíbles a la distribución masiva convencional.
Como experto en el sector y como empresa que importa productos de otros países europeos, ¿cómo diría que se encuentra el sector de la agricultura ecológica en España? ¿Y a nivel internacional?
En España el sector va creciendo, aunque sea despacio, incluso en medio de la profunda crisis que padecemos. Seguramente es de los pocos sectores que constata todavía abundancia de nuevas iniciativas. El esfuerzo necesario para mantener la competitividad es grande, pero ofrece recorrido.
En Europa, el crecimiento sigue siendo sólido, basado en muchos casos en la profesionalidad de la distribución especializada. Estados Unidos, aunque con una línea divisoria menos clara entre lo ecológico y lo natural, es el primer mercado mundial, y el consumo no deja de crecer y diversificarse. Mercados hasta ahora poco desarrollados, como por ejemplo el este de Europa o países emergentes, registran los mayores crecimientos en términos relativos.
Por último, ¿qué perspectivas de futuro le ve a la agricultura ecológica en España?
He dedicado toda mi vida profesional a la alimentación ecológica, y cada vez la vivo con más entusiasmo, viendo cómo crece nuestra capacidad de influencia en el conjunto de la sociedad. Sin duda, la producción de alimentos ecológicos es una ola imparable.