El mundo de los bonsáis es un arte que apasiona y tiene la capacidad de conectarnos con la naturaleza. Y, en este universo, los bonsáis de manzano (Malus spp) son muy apreciados por su abundante floración, fructificación y resistencia.
¿Quieres saber más sobre este tipo de esta planta ornamental? En este post contamos todo lo que necesitas saber para hacerte con un bonsái de manzano y lucir todo su encanto en tu terraza.
Pero antes que nada, queremos hablarte de su origen.
¿De dónde surgen los bonsáis de manzano?
El manzano pertenece al género Malus y forma parte de la familia de las Rosáceas, una de las familias botánicas más prolíficas y con más variedades. Algunos de los tipos de malus preferidos para bonsáis son el Malus ceresifera, Malus halliana, Malus sieboldii, Malus sylvestris, Malus pumilla y Malus domestica.
En concreto, son árboles de hojas caducas y típicamente mediterráneos, debido a su excelente adaptación al clima desde su introducción por los Romanos. No obstante, su origen es incierto y podemos encontrar especies nativas que proceden de otras partes de Europa, Asia y América del Norte.
Principales cuidados del bonsái de manzano
A pesar de ser un árbol frutal, requiere de los mismos cuidados que cualquier otro tipo de árbol. Es decir: luz, riego y abano.
Estas son las claves para tener un bonsái de manzano perfecto:
#1. Emplazamiento
Los manzanos son bonsáis de exterior y, así como otros bonsáis, requieren una posición soleada para que puedan desarrollar una floración y fructificación abundante.
En climas amenos pueden estar en exterior todo el año, pero en verano es conveniente sombrearlos durante el mediodía o colocarlos en otro lugar donde reciban sol solo por las mañanas.
Por otro lado, en invierno debemos buscar una orientación donde reciban sol la mayor parte del día. También debemos protegerlos de heladas continuadas y temperaturas inferiores a los -2ºC. Y, para su protección podemos emplear telas de hibernación o invernaderos.
#2. Riego
El riego es el punto clave del cuidado de cualquier bonsái y con los malus no es diferente. Es fundamental entender que las necesidades de riego no serán siempre las mismas, por lo cual no es posible fijar una pauta fija.
Los bonsáis de manzano requieren irrigación frecuente y abundante en primavera y verano, principalmente durante la formación de frutos. En verano, cuantos más frutos tenga, mayor será su necesidad de riego. A partir del otoño podemos reducir y esparcir el regadío.
Por lo que, ¿cómo sabemos cuándo regar? Como regla general, es necesario comprobar la superficie del sustrato del bonsái. Si la capa superficial del sustrato comienza a secarse, significa que es el momento de regar. Por el contrario, si verificamos que el sustrato está húmedo, podemos aplazar el riego.
#3. Abonado
Con el paso de las estaciones las necesidades de nutrientes de los manzanos cambian, por lo cual, debemos tener en cuenta el tipo de abono para cada momento. En concreto, el abonado de los manzanos se hace en primavera y otoño.
Es más, a principios de primavera, cuando la planta está comenzando un nuevo ciclo vegetativo, se recomienda abonos que favorezcan su crecimiento como el Lombrico Bonsai Primavera, Joy Tamahi o Nutribonsái. Aún en primavera, pero después de la floración, podemos repetir el abonado inicial u optar por un abono de larga duración y liberación lenta como el Biogold.
El próximo abonado será un abonado de refuerzo en otoño con un abono tipo el Biogold, Joy Tamahi o abono en versión líquida, como el Lombrico Bonsai Otoño.
Ficha técnica del bonsái de manzano (Malus spp.)
- Situación: Exterior
- Tipo de hoja: Caduca
- Trasplante: Antes de comenzar el ciclo vegetativo, a cada dos 2-3 años conforme el desgaste del sustrato.
- Sustrato recomendable: Terrabonsai, 100% akadama o mezcla de akadama + grava volcánica o pomice.
- Poda: Después de la floración para mantener la forma y si es necesario en invierno.