Tenemos el honor de entrevistar a Mariano Bueno, una figura de referencia, experto en agricultura biológica y bioconstrucción, y pionero en el estudio de la geobiología en nuestro país. Autor de más de una decena de libros, colaborador en importantes publicaciones, profesor y asesor, su trayectoria personal y profesional es fascinante, y tenemos el placer de poder conocerla un poco mejor.

¡Hola Mariano! ¡Estamos encantados de recibirte en Planeta Huerto! Primero de todo nos gustaría preguntarte sobre tus comienzos. Llevas prácticamente toda la vida en el mundo de la agricultura ecológica, pero ¿existe realmente un punto en tu vida en el que decidiste dedicarte a ello?

Nací en una familia de horticultores de Benicarló y por vocación a los 14 años decidí dejar el Instituto para dedicarme a trabajar la tierra. El proceso de implicarme cultivando la tierra iniciado en 1972 -hace 40 años – me llevo en el 74 a unos talleres de formación agrícola donde oí hablar por primera vez de los desequilibrios biológicos que se provocan con el uso de plaguicidas y de abonos químicos.

Años después, diversos problemas de salud, me llevaron a interesarme por una alimentación más natural y vegetariana. Fue en ese momento -con 18 años -que me di cuenta que los agricultores estábamos envenenando la tierra y los alimentos que cultivamos y vendíamos. De ahí surgió la necesidad de buscar alternativas más saludables para la producción de alimentos, y en esa búsqueda descubrí que en Francia existían experiencias de lo que allí denominaban "Agricultura Biológica", por lo que en 1980 fui a vivir dos años al sur de Francia (Montpellier) trabajando y aprendiendo sobre las técnicas de agricultura biológica o ecológica, lo que me permitió en 1982 -hace ahora 30 años- iniciar una experiencia exitosa de producción ecológica en "La Senieta", una finca de Benicarló cedida por mis padres, en lo que ahora se ha convertido en un espacio de “Ecodesarrollo”, en el que seguimos cultivando, experimentando y enseñando, las múltiples opciones de cultivo ecológico y de vida más saludables y respetuosas con la vida y el entorno.

¿Cuándo decidiste empezar a escribir para compartir tus conocimientos? ¿Qué te ha aportado esta experiencia?

A pesar de haber dejado a temprana edad los estudios, escribir ha sido siempre una excelente herramienta para compartir los conocimientos adquiridos y las experiencias personales. Me inicié escribiendo artículos para la prensa local y para revistas pioneras de la salud natural como la revista Integral –a principios de los 80-. El decidirme a escribir un libro fue un proceso que no estaba previsto, pero estando en Francia realice en la Universidad Verde de París un curso de Geobiología y Bioconstrucción y el tema me apasionó tanto, que una vez en España seguí investigando y formándome. Como los temas relacionados con la salud y las viviendas fueron durante mucho tiempo casi desconocidos en nuestro país, sentí la necesidad de dar a conocer a un máximo de personas posible la importancia que ejercen las energías naturales y artificiales como factor de riesgo para nuestra salud. Ello motivo la posibilidad de escribir un libro que sintetizará las investigaciones, conocimientos y positivas experiencias en torno a la geobiología y los estudios sobre la influencia de las radiaciones en la salud o como causa de enfermedad.

Tuve la gran suerte de que en el año 1988 a Manuel Martínez -en ese momento editor de Martínez Roca-, le gustara el manuscrito del libro "Vivir en casa sana" y apostara por un autor y una temática totalmente desconocidos en esa época.

Para mí, escribir es ante todo una enriquecedora experiencia, y el gran esfuerzo que supone concebir, escribir a mano y dar forma a cada nuevo libro, se compensa con creces con la información y los conocimientos teóricos y prácticos que aporta a quienes lo leen. De hecho, los 17 libros publicados hasta la fecha comparten el mismo objetivo y motivación, el ayudar a mejorar la sociedad y la vida de los demás. Y por ello, lo más gratificante de escribir quizás sean los testimonios de personas que han mejorado su salud o son más felices, gracias a la información transmitida que les ha ayudado a realizar cambios positivos en su casa o a cultivar con éxito el huerto que provee a su familia de alimentos saludables y ecológicos.

Eres experto en geobiología. Muchos lectores no saben exactamente en qué consiste esta ciencia ¿podría explicárnoslo de forma sencilla?

La geobiología es una ciencia que estudia la relación entre las radiaciones naturales o artificiales y su influencia en la salud o como factores de riesgo y causa de enfermedades.

Entre los factores de riesgo más estudiados por la geobiología destacan la contaminación eléctrica o electromagnética, la radiactividad del suelo o de los materiales de construcción, o la presencia en los lugares de larga permanencia de corrientes de agua o anomalías geofísicas, cuyas radiaciones pueden hacer enfermar a quienes se sobreexponen a ellas. Los estudios y las prospecciones geobiológicas se centran en analizar los lugares de máxima permanencia, sobre todo la ubicación de la cama o del lugar de trabajo, buscando los buenos sitios para la vida y la salud y aportan orientaciones y soluciones para evitar los efectos negativos que se sufren cuando se permanece en lugares con exceso de energías desfavorables.

¿Cuándo empezaste a sentir interés por la geobiología, y cómo te formaste?

Siendo niño, acompañaba al hermano de mi madre que conocía las técnicas de la radiestesia y las prácticas empíricas de los Zahorís, con el objetivo de buscar agua subterránea. Y resultaba sorprendente que al perforar la tierra, el agua se hallará la profundidad señalada con la ayuda de un péndulo y unas varitas de olivo. Cuando en el año 81 la revista Integral publicó el primer artículo en castellano sobre geobiología y sobre las energías positivas y negativas de la tierra, se abrió ante mí un apasionante mundo, despertándose un creciente interés que me llevó el mismo año 81 a ser alumno del veterinario francés Henri Quicandon, quien había estudiado los efectos de las radiaciones de la tierra en los animales estabulados, y con el arquitecto Remi Alexandre -autor del libro ¿Está tu cama en un buen sitio?, Quien me enseñó los efectos que sobre la salud las personas ejercen las energías presentes en las viviendas.

En 1985 pude asistir a un curso de la doctora suiza Blanche Merz -directora del Centre Europeen de Recherches Geobiologiques, en Chardone, Suiza- y fue tan grande la sintonía con esa humilde y sensible mujer, que se creó un gran vínculo que llevaría en el 86 a establecer en Benicarló el Centro Mediterráneo de Investigaciones Geobilógicas, embrión del que años después nacería la Asociación de Estudios Geobiológicos “GEA”, que a día de hoy es el referente de la investigación, divulgación y formación de la geobiología en España y en los países de habla hispana.

La geobiología es una ciencia bastante nueva, por lo que a mucha gente todavía le da bastante desconfianza ¿Qué les diría a estas personas?

Muchos trastornos comunes, desde dolores de cabeza o alteraciones del sistema inmunológico, hasta enfermedades más graves como la fibromialgia o algunos tipos de cáncer, tienen como posible causa o factor de riesgo, la sobreexposición cotidiana a radiaciones naturales o artificiales. El objetivo de quienes estudiamos e investigamos la geobiología está encaminado a averiguar las posibles causas de dichas patologías y detectar las fuentes nocivas o las radiaciones potencialmente geopatógenas, para que podamos evitarlas o corregirlas, mejorando con ello la salud.

A menudo un simple cambio de orientación de la posición de la cama o la desconexión de las lámparas o el móvil de la cabecera de la cama, son suficientes para que los trastornos de salud padecidos durante mucho tiempo mejoren o desaparezcan -casi como por arte de magia-. El cuerpo -cuando le das las condiciones favorables-, tiene mecanismos de regeneración y de autocuración, aunque a veces aparte del cambio de cama o del alejamiento de las fuentes de radiación, también conviene ayudar a mejorar la salud alimentándonos de forma más saludable -evitando los alimentos refinados o desnaturalizados y procurando consumir el máximo de alimentos de producción ecológica -.

Algunas personas se asustan al oír hablar de radiaciones nocivas y prefieren no saber nada al respecto. Nuestra filosofía al respecto es "si estás bien no te preocupes", pero si alguien padece trastornos que mejoran cuando duerme en otra cama (o en otra casa) o cuando se desconecta la instalación eléctrica de la habitación por las noches, es posible que esta persona esté expuesta a radiaciones naturales o artificiales poco favorables, por lo que no cuesta nada ir experimentando algunos cambios o el realizar un estudio geobiológico de la casa, a fin de mejorar la salud mejorando el entorno inmediato. Y si alguien tiene la suerte de poder hacerse una casa, le aconsejaría que la hiciera teniendo en cuenta los principios de la Bioconstrucción y la Bihabitabilidad. Ya que aparte de resultar más sana para los moradores, dichas casas también son más sanas para el entorno, puesto que a la funcionalidad le suman: salud, confort, eficiencia energética y sostenibilidad.

¿Podrías contarnos un poco como son tus hábitos de alimentación y consumo?

Desde hace unos 35 años procuró llevar un estilo de vida lo más saludable posible, evitando el consumo de alimentos muy refinados -azúcar -harinas blancas -leche… y de carne; y priorizando los alimentos vitales y saludables como las frutas, hortalizas, cereales integrales y legumbres -de preferencia de cultivo ecológico-.

El huerto provee la mayoría de alimentos frescos y el resto procuro adquirirlos de agricultores o en tiendas con garantías de producción ecológica y cuya procedencia sea la más próxima a donde vivo. La casa en la finca de “La Senieta” en Benicarló –donde he vivido durante muchos años y ahora viven unas colaboradoras -funciona con energía renovables -electricidad por fotovoltaica, placas de agua caliente solar o cocina solar -. Por cuestiones familiares ahora vivo en una casa de alquiler cerca del pueblo y aprovecho el jardín para cultivar un pequeño huerto familiar. El único punto en el que aún no estoy contento respecto a mi día a día, es en el uso del coche, ya que soy consciente que es un factor de despilfarro energético y de contaminación ambiental grave, puesto que tanto el gasoil como la gasolina ya están catalogados por la OMS como cancerígenos, por lo que estoy esperando que mejore la economía y que se creen las infraestructuras de red de recarga eléctrica, para cambiar el Xara Picasso -de 12 años a cuestas y 475,000 km recorridos-, por un vehículo eléctrico que pienso recargar en casa con la electricidad generada por placas solares fotovoltaicas.

¿Qué recomendarías a las personas que quieren tener hábitos más saludables en general? ¿Algunos consejos fáciles de aplicar en casa y en el día a día?

Lo primero es tomar conciencia de nuestra enorme huella ecológica o ambiental y conocer las muchas alternativas de consumo y formas de vida más saludables y ecológicas, para a partir de ahí y poco a poco, ir realizando cambios progresivos hacia las opciones más positivas, más respetuosas con el entorno y con la salud. Querer ser demasiado radical y hacer cambios muy bruscos puede en algunos casos resultar contraproducente o provocar reacciones de rebote que nos podrían desanimar a seguir mejorando.

Lo más práctico y positivo puede ser el empezar por cambios en la alimentación, optando por alimentos con garantías de producción ecológica y local, procurando reducir (en la medida de lo posible) el consumo de carne -la producción cárnica de animales en granjas estabuladas- es la causa de los millones de hectáreas deforestadas y sobreexplotadas con agroquímicos para producir las infinitas toneladas de soja y maíz transgénicos que tanto deterioro medioambiental están causando en muchos países. El consumo moderado de carne de producción ecológica es una alternativa loable y más saludable.

El otro factor importante de salud –corporal o en el hogar-, consiste en evitar los productos químico-sintéticos de limpieza doméstica, optando por productos naturales ecológicos que no contaminan nuestro cuerpo, ni el aire que respiramos o el agua que bebemos.

El tercer aspecto de mejora personal y ambiental está relacionado con la gestión de la energía, procurando hacer pequeños cambios en los hábitos de ahorro y consumo energético, conseguiremos minimizar nuestra dependencia del petróleo o de las nucleares. Para ello podemos optar por sistemas bioclimáticos de confort térmico, recurrir a la energía solar para obtener agua caliente, iluminación, cocción de alimentos o calefacción, o el cambio de las calderas de calefacción de gasoil o gas, por las modernas y eficientes de biomasa.

Referente a los efectos de las radiaciones en la salud, conviene desconectar todos los aparatos eléctricos y lámparas cercanas a la cama y minimizar el uso del móvil o recurrir a sistemas de manos libres –o pinganillo- que aleje la cabeza de la antena del móvil, conectarse Internet vía cable -desconectando el Wi-Fi -o colocar unas cortinas ante radiaciones de alta frecuencia si vivimos cerca de antenas de telefonía móvil. Si no dormimos bien o nos levantamos con dolores corporales, en vez de cambiar el colchón, probemos empezar probando de ir cambiando la posición o la orientación de la cama, hasta que hallemos un lugar más favorable, en donde el descanso sea más reparador y saludable.

Y en cuanto a los huertos urbanos ¿Qué consejo darías a aquellos que están iniciándose en este mundo?

Es una de las más gratificantes experiencias para todos los miembros de la familia y aunque algunas casas no dispongan de huerto o jardín, podemos aprovechar los balcones y las terrazas para el cultivo de verduras y hortalizas de consumo fresco y cotidiano. Personalmente en espacios reducidos aconsejo recurrir a las mesas de cultivo, procurando instalar un sistema de riego con micro tubos de goteo y un programador que conecte el riego unos 3 a 5 minutos cada ocho horas. Ya que hemos constatado que el estrés hídrico por falta de riego adecuado, es el punto crítico que más hace fracasar los cultivos en mesas o jardineras.

En los huertos en plena tierra una opción con la que se consiguen buenos resultados, es la de los bancales elevados -o los bancales cerámicos- ya que permiten cultivar una extensa variedad de plantas hortícolas de consumo cotidiano en poco espacio, de forma sencilla y muy productiva.

En el huerto, la vida en toda su plenitud desfila y se sucede ante nuestra atenta mirada. Día a día, el huerto -o el huerto-jardín junto a la casa- nos regalan un esplendor de hortalizas, frutos, flores, sabores, colores; y nos ofrecen la oportunidad de realizar tareas creativas experimentando y descubriendo nuevas cosas, de hacer sano ejercicio, de comer alimentos saludables, de regalar excedentes a familiares y amigos, de respirar aire fresco, de percibir con nitidez el paso de las estaciones... en pocas palabras: de disfrutar plenamente de la vida.

La tierra y las plantas nos conectan con el pulso vital de la naturaleza de la cual somos partes integrantes y con las que necesitamos reconectarnos para mantener un mínimo equilibrio físico, mental, emocional y también espiritual.

Posiblemente el tiempo que dediquemos al cultivo y cuidado de las plantas y disfrutando de los espacios llenos de vida, de verdor y colores variados, aporta más beneficios psíquicos y físicos que la hora semanal de consulta psicológica o la media hora diaria de gimnasio.

Para terminar ¿Podrías hablarnos un poco de tu presente y tu futuro? ¿Cuál es la actividad que más tiempo te ocupa actualmente? ¿Tienes en mente la publicación de un nuevo libro?

Mi gran labor sigue siendo aprender y divulgar; dar a conocer al máximo de personas posible el bagaje de experiencias adquiridas a lo largo del tiempo. Sigo implicado en proyectos que abarcan áreas muy diversas relacionadas con la salud global, como impartir cursos de huerto ecológico, casa sana, bioconstrucción o energías renovables, al tiempo que continúo con las investigaciones geobiológicas y el asesoramiento para la construcción de casas más sanas y ecológicas. Paralelamente estamos consolidando el proyecto de un centro de Ecodesarrollo como espacio de experimentación y divulgación en “La Senieta”, la finca de Benicarló donde empecé con la agricultura ecológica hace 30 años.

Los artículos de divulgación en revistas y los libros, han sido y seguirán siendo el elemento central de mi tarea divulgadora y la mejor forma de aportar conciencia e ir abriendo la mente a nuevas dimensiones de la realidad y a opciones de vida más sanas y respetuosas con el entorno. De hecho, el último libro publicado con el título “Cultiva tus remedios” expone las múltiples razones de peso para cultivar nuestros propios alimentos junto con las plantas medicinales que nos permitan disfrutar de una buena salud y recuperarla con remedios sencillos, cuando por alguna razón tenemos algún problema o trastorno.

Son varios los libros que llevo entre manos, aunque quizás el más urgente sea un manual práctico sobre la contaminación electromagnética y los efectos de las radiaciones en la salud, ya que empieza a ser un problema grave y son muchas las personas que están desarrollando algún nivel de eletrosensibilidad que les lleva a aparecer graves trastornos de salud por el simple hecho de hablar por teléfono móvil o tener lámparas o cables eléctricos en las cabeceras de sus camas. Al mismo tiempo también voy a intentar que se reedite en libro que aborda el tema de la muerte, ya que las dos ediciones ya agotadas han servido de forma muy positiva a muchísimas personas con algún familiar en fase terminal o que han perdido un ser querido, ayudándoles a vivir el proceso desde la comprensión y la lucidez que da el saber que existen pruebas irrefutables de que la conciencia pervive a la muerte del cuerpo físico.

Muchas gracias por dedicarnos tu tiempo y dejarnos conocerte un poco mejor. Un saludo.

Es un placer. Gracias a vosotros y suerte en el proyecto ¡Un saludo!

En PlanetaHuerto tenemos disponibles los siguientes libros de Mariano Bueno: