Hace 7.000 años en Irán se cultivaba una especie de trigo denominada triticum spelta, que es lo que hoy se conoce como espelta. En la actualidad, es uno de los ingredientes más utilizado en la alimentación ecológica por los beneficios que aporta.

Este cereal era utilizado en la antigüedad para producir pan para la aristocracia y como complemento en la elaboración de la cerveza. Sólo hicieron falta 2.000 años para que se extendiera por todo el mediterráneo y llegara a la península ibérica, donde comenzó a cultivarse hace ya cinco milenios con el inicio de la agricultura.

Denominado hoy como el cereal de moda por su abundante demanda, la verdad es que la espelta aporta una cantidad de nutrientes superiores a cualquier producto elaborado con el trigo común (triticum aestivium). Posiblemente se deba a que la espelta es uno de los pocos cereales que no se ha sometido a hibridaciones constantes, por lo que no ha sufrido modificaciones genéticas a lo largo del tiempo.

La espelta es un trigo de espiga aplanada cuyos frutos están adheridos a la cascarilla y tiene un color tostado oscuro, y sabor intenso. Este cereal de características fuertes se adapta muy bien a los climas duros, húmedos y fríos. Estuvo a punto de desaparecer por su baja producción, la creciente demanda del trigo común y la dificultad que conlleva separar el grano de la cáscara, pero el reconocimiento de las propiedades que tiene la espelta han hecho que la demanda de este tipo de cereal se dispare en la actualidad.

Propiedades:

La espelta es un cereal muy nutritivo y con bajo nivel de gluten. Rico en fibra y con grandes cantidades de minerales como sodio, potasio, calcio, fósforo, azufre, hierro, zinc, silicio y magnesio. Además contiene ácido sicílico, betacaronetos, y vitaminas B1, B2, B3 y E.

Pan de Espelta por Joselu Blanco, en Flickr

Beneficios:

Debido a todas estas propiedades los beneficios son muchos. Aunque parezca increíble, la espelta elimina alergias y molestias en la piel además de aliviar los dolores producidos por la fibromialgia. Ayuda a reducir la hiperactividad, que suelen sufrir en su mayoría niños, y sirve para tratar la candidiasis.

Como ya sabréis la fibra evita el estreñimiento, por lo que este cereal es ideal para nuestro organismo y para las dietas de adelgazamiento. El ácido oleico y linoleico reduce los trigliceridos y, por tanto, la ateroesclerosis.

Aportando menos calorías que el trigo común, la espelta contiene los ocho aminoácidos esenciales que nuestro organismo necesita para fabricar proteínas. Por eso es uno de los pocos alimentos completos, junto a la soja y la quínoa.

Está demostrado que los componentes de la espelta mejoran el flujo sanguíneo, el sistema inmunológico manteniendo el bienestar físico y mental, evita la migraña, las enfermedades cardiovasculares, reduce el colesterol malo y mejora los valores del bueno, y es fácil de digerir y tolerar por su bajo nivel de gluten. Además se convierte en un inmejorable sustitutivo para las personas que sean alérgicas al trigo común.

La espelta se cultiva de manera totalmente natural, está libre de sustancias que provocan variaciones en su desarrollo pudiendo incluirse dentro de alimentos ecológicos como la cerveza, el pan, o la pasta.

En definitiva, la espelta es uno de los cereales más sanos que existen y que aportan mayores beneficios a las personas, sobre todo, si se consume de manera integral, sin blanquear.