El esquejado es una técnica que tiene como finalidad la creación de una nueva planta a partir de un fragmento obtenido de otra planta (llamada planta madre). En determinadas condiciones, ese fragmento desarrollará primero raíces y después dará paso al nuevo ejemplar.
Esto es el resultado de la extraordinaria facultad que poseen los tejidos jóvenes para producir los órganos necesarios que den lugar a otra planta completa.
Este proceso se conoce como multiplicación vegetativa, ya que la producción del nuevo ejemplar no precisa de la fecundación y generación de semillas. La reproducción vegetativa garantiza la generación de individuos idénticos.
¿Por qué esquejar?
Hay ocasiones en las que es preciso esquejar para conservar las cualidades valiosas de una determinada variedad o bien multiplicar un cultivo incapaz de producir semillas en nuestro clima.
Además, el esquejado puede utilizarse también para crear especies híbridas. Es decir, combinamos mediante esta técnica dos especies distintas (pero compatibles) y obtenemos como resultado una mezcla de estas.
Tipos de esqueje
La técnica de reproducción de ejemplares a través de esquejes no es la misma para todas las plantas ni se debe poner en práctica en cualquier época del año.
En las plantas herbáceas, los esquejes se deben realizar a finales de verano o principios de otoño; en las plantas leñosas, la época adecuada es el otoño y, en las plantas de maceta, la mejor época es en primavera o en verano.
Además, para que el resultado sea favorable, se debe escoger un ejemplar joven y sano (que no haya sido atacado por plagas y no tenga deformaciones).
Otro aspecto muy importante es el fragmento de la planta (hoja, tallo o rama) a partir del cual se obtiene un ejemplar idéntico a la planta madre.
Existen varios tipos y formas de realizar el esquejado en base a todo lo anterior.
Esqueje de tallo
Es el método más utilizado, ya que la mayoría de las plantas se reproducen con facilidad por medio de fragmentos de tallo.
Para realizar un esqueje de tallo, debemos incluir una porción del mismo (en general deberá medir de 7.5 a 15 cm de largo) con algunas hojas.
Cada esqueje de tallo deberá tener dos nudos como mínimo y no más de seis (el nudo es el lugar de donde emerge la hoja; a veces, es una zona que sobresale). Es muy importante que los esquejes no contengan flores.
Esqueje de hoja
Es un método que se utiliza en algunas plantas de interior que tienen la capacidad de regenerarse a partir de una de sus hojas. Durante el periodo de crecimiento, se separan la hoja y su peciolo (rabillo que une la lámina de una hoja a su base foliar o al tallo). A continuación, se coloca la hoja plana sobre el sustrato con el peciolo enterrado unos centímetros y, al cabo del tiempo, la hoja producirá jóvenes plántulas.
Esqueje de rama
El esqueje de rama consiste en cortar ramas de seis a ocho centímetros (que contengan de una a tres yemas) y colocarlas en una mezcla de arena y turba. Para favorecer el arraigo, es preferible mantener un ambiente muy húmedo y cálido.
Con este método, generalmente, se pueden multiplicar las ramas de aglaonema, dieffenbachia y dracaena.
Esqueje de yema
Se trata de una técnica complicada que sólo debe utilizarse cuando no se disponga de suficientes esquejes de rama. Consiste en reproducir una planta a partir de una yema situada en el lugar donde la hoja se inserta en la rama. La suelen emplear profesionales que desean multiplicar a gran escala un espécimen para así poderlo comercializar.
Esqueje de bulbo
Este tipo de esquejado se aplica solamente a los bulbos provistos de escamas (lirio, fritilaria, leche de gallina, etc). Resulta interesante para multiplicar variedades cuyos bulbos se venden a un precio elevado. Hay que tener en cuenta que esquejar flores bulbosas es un proceso lento, ya que los resultados no serán visibles hasta transcurridos 3 ó 4 años.
Cuidados de los esquejes
Para que nuestros esquejes arraiguen, debemos proporcionarles ciertos cuidados después de plantarlos:
- Hay que situarlos a plena luz, aunque tamizando ésta con un visillo, ya que la luz solar directa no es beneficiosa.
- La humedad es un factor clave. Hay que regar y vaporizar los esquejes con regularidad.
- Otro factor clave es el calor. El calor que recibe el esqueje debe ser al menos equivalente al que requiere la planta madre (sobre todo en las plantas de interior).
Ejemplos de esquejes
Aliso
El aliso es un árbol de la familia de las betuláceas. Gracias a sus peculiares raíces, es capaz de utilizar el nitrógeno del aire para alimentarse, por lo que prospera incluso en los suelos más pobres.
Puede multiplicarse mediante esqueje de tallo. Para ello, se procede de la siguiente manera:
- 1. Tras la caída de las hojas en otoño, se cortan ramas vigorosas, del diámetro de un lápiz y de 10 a 15 cm de longitud.
- 2. Se les corta la punta y se conservan sólo cuatro o cinco yemas bien formadas.
- 3. Se introducen dos tercios de la longitud de los esquejes en una caja con arena. Esto lo guardamos en una caja con arena durante el invierno, en un lugar protegido de las heladas.
- 4. En primavera lo plantamos, dejando al menos dos yemas fuera de tierra, en un suelo al que se añade arena o turba. Hay que regarlo frecuentemente durante todo el verano.
Azucena
La azucena es una hierba de tallo frondoso que forma bulbos subterráneos, escamosos o desnudos, los cuales utiliza para sobrevivir al invierno.
Puede multiplicarse mediante esqueje de bulbo. Para ello, se procede de la siguiente manera:
- 1. En verano se monda el bulbo con las manos y se desprenden con cuidado las escamas exteriores más carnosas.
- 2. Se meten las escamas en una bolsa de plástico trasparente junto con una mezcla húmeda de turba y arena a partes iguales. Al poco tiempo se formarán bulbitos provistos de raíces.
- 3. Se planta cada bulbito individualmente. Es importante colocarlos al aire libre en un lugar resguardado.
- 4. A lo largo de la estación, los bulbitos empiezan a brotar.
Sansevieria
La sansevieria es una planta muy longeva y resistente. Su aspecto, con hojas erguidas y duras que pueden alcanzar 50 cm de altura, aporta a esta planta un aspecto escultural ideal para la decoración de interiores modernos.
Puede multiplicarse mediante esqueje de hoja. Para ello, se procede de la siguiente manera:
- 1. En primavera, se cortan los trozos de 10 a 15 cm de alguna hoja bien desarrollada y sana y los dejamos secar 24 horas al aire libre.
- 2. Se plantan los trozos en una maceta con una mezcla compuesta de arena y turba a partes iguales. Cubrimos la maceta con una bolsa de plástico transparente y se guarda en un lugar cálido.
- 3. Lo regamos con moderación para mantener el sustrato húmedo.
- 4. Cuando se hayan formado nuevas hojas, trasplantamos el esqueje a una mezcla de mantillo, tierra de brezo y arena.
Menta
La menta es una planta herbácea, perenne y aromática que alcanza una altura máxima de 120 cm aproximadamente. Tiene unos rizomas subterráneos que desarrollan las raíces en horizontal e invaden el espacio de las plantas cercanas.
Puede multiplicarse mediante esqueje de rama. Para ello, se procede de la siguiente manera:
- 1. Se selecciona la rama más firme y con mejor aspecto para hacerle un corte transversal hacia la mitad del tallo.
- 2. Una vez hecho el corte, eliminamos las hojas de abajo y conservaremos sólo las de arriba.
- 3. Cogemos una maceta con tierra y enterramos el tallo de menta de tal forma que sólo se vean las hojas. Es importante que el tallo no toque con el fondo de la maceta porque entonces le costará echar raíces. Una vez plantado, humedecemos bien la tierra.
- 4. Para finalizar, cubrimos el esqueje para protegerlo del viento y del frío (dejando un hueco por el que pueda respirar).
Foto de portada del artículo: Sorruno, en Wikipedia.