Las barbacoas, ubicadas en el exterior, están sometidas no sólo al desgaste del uso, sino también a las variaciones de temperatura, a la lluvia, al frío y al sol directo. Y como queremos que nos dure toda la vida, tendremos que conservarla al máximo. Aprovecha estos trucos que te damos, en función del tipo de barbacoa que tengas, y estará siempre como nueva.

Consejos generales

Os recomendamos usar siempre guantes de limpieza y productos de calidad, puesto que de ello depende que vuestra barbacoa continúe cocinando con la misma calidad que el primer día. Existen dos accesorios que tiene que incluir vuestro primer pedido: una funda de protección, para conservarla en el exterior, y un cepillo de limpieza, que podemos encontrar de mango corto o largo, y de diversos materiales.

Otra idea muy sencilla y efectiva es engrasar la parrilla con un papel empapado de aceite (mejor vegetal que de oliva). Lo mejor es hacerlo una vez comienza a aumentar la temperatura, por lo que hay que hacerlo con las pinzas. Ni se os ocurra hacerlo con un pincel, que se puede fundir o quemar, o con las manos. Como siempre, sentido común, y precaución.

La limpieza de las barbacoas

Barbacoas de carbón

Herramientas: cepillo con cerdas metálicas (cobre o latón), guantes, jabón, limpiador desengrasante o lavavajillas, y una esponja o un trapo.

Cuando aún esté caliente la parrilla, aprovecharemos para rascarla con el cepillo y quitar todos los restos que queden. Una vez se hayan enfriado las cenizas, podemos mojarlas (para que se agrupen y no se vuelen) y retirarlas en forma de líquido, que es más fácil, rápido y limpio. Para limpiar el exterior, podemos hacerlo con el trapo o la esponja con agua caliente. Ah, ¡y recordad cerrar las rejillas de ventilación mientras no la usamos!

Barbacoas de gas

Herramientas: cepillo con cerdas metálicas (cobre o latón), guantes, jabón, limpiador desengrasante o lavavajillas, esponja o trapo y papel absorbente.

La parrilla se limpia justo antes o después de usarla para cocinar: cuando está caliente (antes de cocinar, cuando deja de salir humo del quemador, y después de cocinar, justo al terminar) es el mejor momento para rascar con el cepillo. Para limpiar la parte exterior de la tapa y la cuba, se puede hacer con agua o lavavajillas; por otro lado, la parte interior es más delicada: hay que aprovechar cuando aún está ligeramente caliente para cepillar y extraer los restos con papel absorbente. Por último, para limpiar la bandeja de recuperación de grasas, tenemos que esperar a que esté fría para vaciarla con papel absorbente.

Otra opción más rápida es usar bandejas de aluminio de un sólo uso para acumular la grasa y ahorrarnos limpiar una parte de nuestra barbacoa. En el caso de las barbacoas de carbón y gas, limpiarlas en caliente es la diferencia entre hacerlo en un minuto o en un cuarto de hora... ¡tenedlo en cuenta!

Barbacoas eléctricas

Herramientas: cepillo con cerdas metálicas (acero inoxidable), guantes, jabón, papel absorbente, limpiador desengrasante o lavavajillas y una esponja o trapo.

Tenemos que esperar a que la barbacoa esté totalmente fría antes de limpiarla. Para limpiar el interior de la cuba, desconectamos la barbacoa y después retiramos el regulador de temperatura. Pasamos papel absorbente, y después rascamos con el cepillo para quitar los restos adheridos; en caso de que no desaparezcan, podemos usar un poco de jabón con la esponja o el trapo, frotar, y secar. Entonces, volvemos a montarlo, asegurándonos de que lo hacemos correctamente, y colocando siempre primero el regulador y después su cable. El exterior de la tapa y la cuba se limpian con lavavajillas o productos de limpieza especiales. En cuanto a la bandeja de grasa, una vez esté fría, la vaciamos con papel absorbente.

Con estos consejos, ¡tu barbacoa estará siempre lista para cocinar!