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Guía de Riego en Huerto y Jardín

Tino Cuenca Sánchez

1. Guía de Riego en Huerto y Jardín

Algunos pensarán que es innecesario dedicar toda una guía a algo tan cotidiano como el riego, pero lo cierto es que esta técnica tiene más dificultades de lo que en un principio puede parecer.

Para introducirnos en el tema, hablaremos de un factor importante y que suele ser además objeto de duda entre horticultores y jardineros principiantes: la cantidad y la frecuencia del riego. En estos dos factores, lo cierto es que no hay una regla general, pues dependen de múltiples variables, tales como la especie que cultivamos, la época del año, el clima en el que nos encontramos o el tipo de suelo de que disponemos. Lo mejor en cuanto a este tema será conocer bien las características propias de las plantas que cultivamos y ofrecerles las cantidades y frecuencia del agua que necesitan, ni más ni menos.

De este modo, el riego es una técnica estrechamente relacionada con las propiedades innatas de los vegetales, por lo que un buen conocimiento sobre los mismos nos ahorrará problemas. Pero además, debemos tener en cuenta que es una técnica relacionada con el ciclo hidrológico, y que, al fin y al cabo, no hacemos otra cosa que imitar los aportes hídricos que se darían de forma natural, por lo que deberemos estar muy atentos a lo que nos tenga preparado la naturaleza. En general, aquí van algunas pautas que será conveniente tener en cuenta en un clima mediterráneo, pero siempre teniendo presente que no son ni mucho menos datos fijos:

Estación del año:

    • Primavera: 1 o 2 veces al día, dependiendo del cultivo en cuestión, y generalmente de forma poco cuantiosa (para evitar pérdida de nutrientes). En esta estación es conveniente regar al atardecer, para evitar pérdidas de agua innecesarias en las horas de más sol, además de posibles quemaduras en las hojas (en el caso de que realices el riego por aspersión).
    • Verano: de 2 a 3 veces al día, debiendo ser el más abundante el realizado al atardecer, por los mismos motivos que en el caso anterior.
    • Otoño: con regar 1 vez al día en principio debe sobrar, aunque, como siempre, teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada planta. En este caso, será más beneficioso realizar el riego al amanecer, pues de este modo evitaremos las posibles heladas, que pueden ser devastadoras para nuestro cultivo.
    • Invierno: una vez al día, de forma poco cuantiosa, y realizándolo preferiblemente al amanecer, para evitar posibles heladas.

* Sea la estación que sea, pero sobretodo durante el otoño y el invierno, lo mejor será estar siempre al tanto de las previsiones meteorológicas. Es una tontería regar si ya lo van a hacer las nubes por ti.

Tipo de cultivo.

Como hemos mencionado antes, no hay una regla general en cuanto a la cantidad de agua a añadir a nuestro huerto, pero según la fisionomía y morfología de los vegetales se pueden hacer algunas distinciones:

  • Los vegetales de hojas anchas y los jugosos, como las coliflores, las lechugas o las acelgas, por lo general necesitarán aportes de agua más regulares y abundantes, de alrededor de 2 litros por planta.
  • Los vegetales de frutos carnosos, como los tomates, los calabacines o las berenjenas, requerirán un riego regular una vez formados los frutos, así como riegos muy copiosos después de la recolección. Durante la época de floración se deberá limitar bastante el riego, más en cuanto a cantidad que a frecuencia.
  • Los vegetales cuyos frutos u hojas vayamos a guardar durante un período de tiempo variable antes de consumirlos, como los ajos, las cebollas o diversas plantas medicinales, en general requerirán de riegos escasos (medio litro por planta bastará).
  • Para finalizar, y a modo de regla no escrita, diremos que la mayor parte de las hortalizas, en circunstancias climáticas normales, van a necesitar un riego moderado de aproximadamente 1 litro de agua por planta.

Si es en maceta... Dado que las plantas cultivadas en macetas o en mesas de cultivo sufrirán una mayor evaporación, principalmente por que el recalentamiento del sol es mayor, van a requerir riegos más frecuentes, que no más cuantiosos. En el riego en macetas deberás dejar secar el tercio superior de la tierra o sustrato entre riego y riego.

Profundidad. El riego en relación a la profundidad del sustrato o tierra funcionaría según la siguiente regla: cuanto menos profunda sea la tierra (o más pequeña sea la maceta o mesa de cultivo), con más frecuencia habremos de regar.

Una vez habiendo quedado claras estas pautas iniciales, deberemos centrarnos en el sistema de riego que deseamos implantar en nuestro huerto o jardín. Hay numerosas técnicas para regar, desde las más tradicionales como el riego por inundación hasta sistemas más sofisticados y modernos como el riego por goteo. Pero lo cierto es que no existe consenso en lo que respecta a cuál de los sistemas es mejor o es peor. Cada persona puede dar sus argumentos para defender sus preferencias, que en cierto modo tendrá mucho que ver con sus necesidades particulares, de modo que, a continuación, describiremos brevemente algunos de los sistemas de riego que podemos usar.

Sistemas de Riego

Si lo que tenemos son unas pocas hortalizas en macetas o en una mesa de cultivo, lo más práctico e inteligente será simplificar, pues con una sencilla regadera cubriremos las necesidades de nuestros vegetales sin tener que pensar en soluciones más complejas. Si, por el contrario, disponemos de una buena porción de tierra en la que tenemos montado un verdadero huerto, deberemos pensar en otras alternativas, algunas de las cuales comentamos a continuación:

  • Riego con manguera: Técnica frecuente en huertos de pequeñas dimensiones como huertos urbanos o huertos escolares. Tiene la ventaja de que no requiere de ningún tipo de instalación, pero también tiene algunos inconvenientes, como lo es el hecho de que nos obligará a dedicar gran parte de nuestro tiempo en algo que en principio no nos lo debe quitar. Además, es bastante habitual que nos olvidemos de que tenemos la manguera abierta, de modo que corremos el riesgo de inundar nuestro terreno y de malgastar agua tontamente. Otro inconveniente de este modo de riego, y probablemente el de mayor importancia, es que normalmente no se riega bien el suelo. Suele ocurrir que se moja la parte superficial del suelo, quedando mayoritariemente seca la parte más profunda, en la que se encuentran las raíces.
  • Riego por inundación: Es una técnica muy tradicional que se emplea sobretodo cuando tenemos el huerto organizado mediante surcos o bancales. Lo cierto es que el balance hídrico que ofreceremos a nuestros vegetales si utilizamos esta técnica será bastante pobre y desequilibrada. Dado que consiste, como su propio nombre indica, en inundar por completo esos surcos o bancales en los que tenemos distribuidos los diferentes cultivos, por lo que ofreceremos cantidades excesivas de agua a nuestras plantas unos días, y otros, por el contrario, pasarán mucha sed. Este desequilibrio temporal en el aporte de agua no va a ser precisamente bueno para la salud del huerto, además de que, con el tiempo, provocará el apelmazamiento de la tierra, por lo que la evaporación será cada vez más rápida, y nuestra tierra perderá potencial y capacidad de albergar cualquier tipo de cultivo.
  • Riego por aspersión: Método de riego bastante asequible en cuanto a sencillez y económicamente hablando. Como su nombre indica, se trata de una aspersión de agua, mediada por aparatos de aspersión normalmente muy fáciles de instalar, que reproducen el riego uniforme que realizaría la lluvia. A pesar de estas ventajas, debemos señalar un inconveniente importante: al tratarse de un sistema que precipita agua directamente, no solo moja el suelo, sino también las plantas, sus hojas y sus tallos, por lo que las infecciones por hongos y bacterias serán más comunes o, como mínimo, encontrarán un medio mucho más adecuado para reproducirse.
  • Riego por goteo: La principal ventaja de este sistema es que la cantidad de agua usada será la mínima, siendo los resultados obtenidos muy satisfactorios. Esto es posible por la propia morfología del sistema, compuesto por mangueras con goteros interileados que van dejando caer una mínima cantidad de agua pero de manera constante. Además, es un sistema que te permitirá programar (mediante programadores de riego, muy comercializados actualmente) y dosificar el agua que quieras aportar a tu cultivo en función de la época del año o su ciclo vegetativo, pudiendo mantener el punto de humedad óptimo en cada circnstancia concreta. Para profundizar en esta técnica de riego, leer el artículo "¿Cómo monto un sistema de riego por goteo?", publicado en nuestra revista.
  • Riego por exudación: Es una técnica que aporta agua a nuestro cultivo de manera continua a través de un sistema de tubos porosos que exudan agua a lo largo de toda su longitud y por la totalidad o parte de su superficie. De este modo, el agua exudada mediante este sistema de tubos porosos crean una red de columnas de humedad, de anchura considerable y muy uniformes, a lo largo de toda la extensión por la que tengamos distribuidos los tubos. Este sistema tendría más o menos las mismas ventajas que el riego por goteo, pero además tendría una añadida, y es que el riego por exudación funciona gracias al gradiente de humedad, es decir, que el agua que sale por exudación de los poros, es justamente la que necesitará la tierra en un momento dado, ni más ni menos. Esto conlleva que, a medida que el sustrato o tierra se seca, el sustema de tubos aporta más agua; y cuando la tierra empieza a estar lo suficientemente humedecida, el agua deja de surtir. Así, es evidente que esta técnica está muy en consonancia con el ahorro hídrico, puesto que sólamente regamos lo que la tierra nos pide. Para saber más acerca de este sistema, leer "Riego por exudación: una solución alternativa.", publicado en la revista de Planeta Huerto.

Hemos dado un paseo por los aspectos más importantes del riego, esa tarea que a veces, erróneamente, obviamos y menospreciamos. Lo cierto es que, como comentábamos al principio de la guía, el riego es una de las técnicas más importante y fundamentales en cualquier huerto o cultivo, por lo que debemos intentar elegir el método que más nos convenga en cada caso. Y nos despedimos como siempre recordando a los lectores que el mejor maestro es la experiencia de uno mismo, y la mejor técnica de aprendizaje, equivocarse y rectificar, así que, sin miedo y manos a la obra.

A continuación te dejamos todos los artículos publicados en la revista de Planeta Huerto que tengan que ver con el riego, por si quieres profundizar en alguno de los apartados tratados en la guía.

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