Podemos encontrar animales en nuestro entorno que nos ayuden a proteger nuestro huerto de otros que lo puedan dañar, dos de los más importantes son el sapo y la salamanquesa, que pueden ser grandes aliados en el control de plagas de insectos, siendo depredadores naturales de muchos de ellos, por lo que a pesar de haber sido repudiados por las personas antaño, debemos darles la bienvenida y aprender a apreciarlos.
El Sapo
El Sapo común (Bufo bufo), como el resto de sapos, son animales vinculados a zonas húmedas, pero que solo acuden al agua para reproducirse, el resto del tiempo se comportan como animales terrestres, pudiendo hidratarse en cualquier acumulación de agua.
El sapo común se distingue por sus ojos de color rojo anaranjado y es el sapo más grande que tenemos; son robustos, rechonchos y de patas gruesas. Con la piel de color rojizo, verdoso o casi negro, y por la parte inferior siempre claros.
Se desplazan caminando, aunque pueden dar saltos cortos si se ven amenazados. Tienen costumbres nocturnas para evitar la deshidratación, solo saliendo de día en caso de tiempo lluvioso. Además durante el año puede hibernar para evitar las bajas temperaturas, o permanecer inactivo durante el verano en zonas cálidas.
Para defenderse se hinchan para parecer mas grandes, si los cogemos pueden orinarse encima para generar repulsión, y solo en último recurso recurren a la toxicidad, por ejemplo al ser heridos o mordidos. Por las glándulas parótidas que poseen tras los ojos generan una sustancia viscosa blanquecina, cuyos componentes (como la bufotoxina), pueden causar irritación (y en casos extremos la muerte).
Para los humanos no genera riesgo alguno, ya que si los tocamos con cuidado sin dañarlos no la generará, y en todo caso bastará con lavarse las manos después de manipularlos sin tocarse los ojos o la boca; sin embargo si tenemos perros activos, es posible que sufran las consecuencias si apresan un sapo.
Los sapos son depredadores, dependiendo de su tamaño se alimentan de multitud de insectos como larvas y orugas, grillos, saltamontes, babosas, incluso hasta pequeños roedores. Por tanto, debemos fomentar su presencia en el entorno de nuestro huerto, para lo cuál, si disponemos de alguna zona que se encharque en invierno, debemos mantenerla inalterada ya que podrían criar en ese espacio; podemos también favorecer la presencia del animal creando refugios en zonas umbrías como con la acumulación de troncos o piedras, poner tejas sobre la tierra, o cavar un poco y taparlo con una tabla, dejando un acceso en un lateral.
La Salamanquesa
Existen varias especies de este pequeño reptil, la Salamanquesa común (Tarentola mauritanica) es la más extendida en toda la península habitando en zonas rocosas y troncos de árboles, especialmente de aquellos en los que abunden grietas y hendiduras; aunque también es muy frecuente encontrarlas en entornos urbanos, cerca de bombillas esperando a sus presas, como son polillas, crisopas y chinches, que junto arácnidos y escarabajos completan su dieta.
Son animales de colores grisáceos, aunque varía su tonalidad ayudando en la regulación de temperatura y a confundirse en el entorno. Su pupila vertical favorece la visión por la noche, y al no tener párpado, utilizan la lengua para mantener los ojos limpios. En sus dedos, presenta una fila de láminas de color blanco que les permiten caminar prácticamente por cualquier superficie e inclinación.
Este animal ha sido repudiado sin razón de nuestro entorno, ya que no poseen ninguna característica que suponga un riesgo para nosotros, todo lo contrario, ya que se alimenta de insectos y arácnidos que pueden dañar nuestros cultivos, de modo que si favorecemos su presencia, podemos tener un aliado en la protección de nuestro huerto. Para ello podemos crear espacios de refugio y protección donde pueda habitar o incluso reproducirse, poniendo por ejemplo una pila de corcho natural, que siendo irregulares crean espacios para el cobijo del animal, además de aislamiento.
Se pueden utilizar otros elementos para el mismo fin como tejas o tablas de madera, siempre dejando espacios para que la salamanquesa pueda moverse entre ellos.
Otros animales
Otros animales a los que debemos agradecer su visita en nuestro huerto son por ejemplo los erizos, que con una dieta parecida a la del sapo común, protege y cuida nuestro huerto. Se pueden crear refugios y escondrijos en los que refugiarse, para fomentar su presencia.
Existen pájaros que por su alimentación insectívora, sirven también de control biológico de posibles plagas en nuestros cultivos, algunos de estos pájaros son la abubilla, el petirrojo o la golondrina; podemos proporcionales refugios como cajas nido o bebederos, de forma que habiten en el entorno de nuestro huerto.
Un huerto es un pequeño espacio de naturaleza, y como tal tenemos que fomentar la biodiversidad. Si se encuentra en equilibrio, nuestro cultivo será capaz de autorregularse, evitando la utilización de productos químicos.
Por tanto invitemos a estos animales tan beneficiosos a nuestro huerto y obtendremos su inestimable ayuda en la lucha contra plagas.
¿Qué animales beneficiosos sueles encontrar cerca de tu huerto?