Casas de paja, un modelo de bioconstrucción

12 de junio de 2013

La verdadera moraleja del cuento de los "Tres cerditos" no es: "no deberías hacer una casa de paja." Es "¡no dejes que un cerdo te haga la casa!"

Rikki Nitzkin y Maren Termens, Casas de paja. Una guía para autoconstructores

Si os hablamos de casas hechas de paja, lo más probable es que os venga a la mente el famoso cuento infantil; sin embargo estas construcciones existen en la vida real, y ni siquiera un fuerte soplido lobuno podría derribarlas. Las viviendas de balas de paja (también llamadas pacas, alpacas o fardos) se construyen bajo los criterios de la bioconstrucción, esto es, con materiales de bajo impacto ambiental porque son ecológicos, reciclados y/o de bajo coste; el resultado es un hogar 100% respetuoso con el medio ambiente.

Combinada con el barro, la paja es uno de los materiales de construcción más antiguos que se conocen, pero con el paso de los años se impusieron otros materiales como la madera o el hormigón. El libro "Straw Bale House" ("La casa de fardos de paja") explica que la primera que se edificó fue en Tesuque (Nuevo México) en 1991; esta casa también fue la primera en ser asegurada y financiada por un banco. Tuvieron que pasar dos años hasta que un matrimonio, Judy Knox y Matts Myhrman, pudiera construir la primera casa de fardos de paja de carga con un permiso de obra.

Actualmente países como Estados Unidos, Francia y Alemania utilizan la paja para la mayoría de sus viviendas de nueva construcción. La idea en España no está muy extendida en comparación, pero sí que existen edificaciones de este tipo:

Complementando el vídeo, Andrew Morrison, experto en construcción en viviendas de paja en la empresa Straw Bale Innovations, explica en su página web siete buenas razones para construir una casa de paja:

1. Eficiencia energética: se puede ahorrar hasta un 75% en costes de calefacción y refrigeración si la vivienda está bien construida, porque la paja aísla el interior de las temperaturas externas. Supone un mínimo gasto de energía y de emisiones de CO2.

2. A prueba de sonidos: debido a su compactación, las paredes de balas de paja no dejan entrar los ruidos externos de mayor volumen.

3. Resistencia al fuego: aunque no lo parezca, las casas de paja tienen aproximadamente tres veces más resistencia al fuego que las casas convencionales porque cuando la paja está revocada o pintada, el fardo queda tan comprimido que no existen resquicios donde haya aire suficiente para que el fuego se propague. Como se comenta en el vídeo, en caso de incendio las llamas tardarían una media de 90 minutos en penetrar en la paja. Algunos de los ensayos realizados en Estados Unidos han superado los 120 minutos.

4. Responsabilidad ambiental: la paja es 100% ambiental, natural, económica y reciclable. Suele empacarse una vez utilizada para deshacerse de los restos con más facilidad o quemarlos, así que reutilizarlos podría disminuir la contaminación del aire y contribuir a la protección del entorno.

5. Materiales naturales: al utilizar la paja como aislante se está evitando el uso de otros materiales que pueden contener agentes poco beneficiosos para nuestra salud; por ejemplo, el aislamiento de fibra de vidrio contiene formaldehído, un compuesto químico clasificado como carcinónego para humanos por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). Por su parte, la paja es el tallo seco de ciertas plantas herbáceas a las que han quitado sus granos o semillas, convirtiéndolo prácticamente en un producto desechable.

6. Estética: el hecho de que una casa esté construida con paja no significa que el material quede expuesto, porque tanto el interior como el exterior pueden decorarse al gusto de los dueños, exactamente igual que las convencionales. La flexibilidad de la paja aporta la ventaja de que permite crear una vivienda con múltiples formas, despertando la creatividad de los dueños.

7. Minimizar el consumo de madera: a excepción de las ventanas y de algunos postes y vigas, el uso de madera queda muy reducido en el resto de la casa, lo que contribuye a minimizar las talas de árboles.

Añadimos dos razones que también consideramos importantes a la hora de elegir una vivienda de este tipo:

-Es de fácil construcción, por lo que los constructores pueden ser los futuros dueños siempre que estén bien informados o que cuenten con la supervisión de un experto: lo más importante es que la paja esté bien revocada y que no queden espacios entre unos fardos y otros. La autoconstrucción repercute en un ahorro en costes de mano de obra, además de que la paja es mucho más económica que el hormigón: una vivienda de paja llega a costar cuatro veces menos que una convencional.

-La bioconstrucción puede convertirse en un proyecto que involucre a toda una comunidad mediante la colaboración de amigos y vecinos. También es una buena forma de que los más experimentados transmitan sus conocimientos a los niños y jóvenes de una forma educativa, práctica y divertida.

Existen comunidades formadas por personas concienciadas con las energías limpias, el medio ambiente y la ecología que reciben el nombre de ecoaldeas. Estos grupos optan por fabricar viviendas bioconstruidas donde luego conviven en armonía con la naturaleza.