Cuando empezamos a cultivar un huerto, suele sorprendernos la enorme cantidad de insectos que empezaremos a descubrir. Los más urbanitas solemos preguntarnos dónde estaban hasta ahora, y cómo han podido llegar hasta mi terraza, que se encuentra en un 8º piso de una de las avenidas más transitadas de la ciudad.

Amigos, estamos sembrando naturaleza y no debería extrañarnos tanto que un insecto se mueva hacia su hábitat natural.

Vale, sé que aún no os he convencido, pero las reglas del juego son estas: los insectos que consideramos plagas viven porque se alimentan de hortalizas y plantas. Pero tenemos aliados: los insectos “buenos” que se alimentan de los que nosotros consideramos “malos”. Y el camino no es eliminar a todos los bichos que se pongan por delante, sino dejar que la naturaleza siga su curso, ni que sea bajo nuestra supervisión, para evitar que las cosas se compliquen.

En busca del equilibrio

Es el punto más difícil cuando cultivamos en la ciudad y en espacios tan reducidos como puede ser un balcón. Los agricultores ecológicos rodean sus campos con plantas aromáticas que atraen tanto a polinizadores y depredadores como de plantas-barrera que gustan a las plagas.

¿Pero cómo logramos esto en nuestro huerto urbano? Deberíamos empezar por sacrificar algo de espacio para llenarlo de flores vistosas, de colores amarillos, naranjas y rojos que parece ser que resultan más llamativas para ellos. En casa solemos optar por los tajetes o claveles morunos, que cumplen perfectamente su función de plantas mártir, un concepto algo distinto pero que servirá para nuestro propósito. ¿O no preferís tener que eliminar una de estas plantas que una de vuestras preciadas tomateras?

La prevención también jugará siempre a nuestro favor: una planta bien alimentada será más fuerte ante el ataque de una plaga, por lo que un riego y abonado correcto siempre nos ayudará. Hay quien dice que las plagas no son tontas y que, a la hora de poner sus huevos, elegirán siempre la planta más hermosa y que le asegure comida a su prole. Y es probable que tengan razón.

Prevención anti-plagas

Pero ahí entran en juego los plaguicidas preventivos: si sabemos que en nuestro huerto hay caracoles, ¿acaso no vamos a hacer algo para evitar que se coman nuestras lechugas? Pues lo mismo ocurre respecto al pulgón, la mosca blanca, la araña roja y otros indeseables. En nuestra mano está ponérselo lo más difícil posible con aplicaciones periódicas de purines, extractos, o insecticidas respetuosos con el medio ambiente.

Insecticidas, niños y mascotas.

A los que seáis padres o tengáis mascotas, os interesará saber que la mayoría resultan prácticamente inocuos para ellos; pero que esté aceptado en agricultura ecológica no significa que siempre sea así. El azufre, por ejemplo, es un acaricida altamente eficaz pero requiere de una determinada protección tanto para el aplicador como para aquellos que pueden tocar, rozar o jugar con las plantas de nuestro huerto y jardín.

Actualmente, existen en el mercado numerosas alternativas que nos permitirán elegir el método que se ajuste más a nuestras necesidades, y de ahí que la sección de Control de plagas de Planeta Huerto incluya numerosas referencias.

No dejéis de echarle un vistazo, pues afortunadamente, los fabricantes se han dado cuenta de que cada vez somos más los que queremos cultivar nuestras hortalizas de manera ecológica y respetuosa con la tierra, aunque al principio no sepamos ni que aspecto tiene un pulgón

¡Saludos!