Cuando empecé a plantearme la posibilidad de elaborar mi propio abono (ver guía del compostaje), tuve muchas dudas sobre si hacer compost o vermicompost. Afortunadamente, creo que tomé la decisión más apropiada y, por ello, quiero compartir con vosotros los motivos que inclinaron la balanza hacia el vermicompostaje.

Uno de los motivos principales fue la imposibilidad de disponer de un espacio grande, sombreado y en contacto con la tierra. El tamaño de un compostador así lo requería y, además, algunos de los libros que consulté destacaban la importancia de situarlo sobre la tierra para que una serie de microorganismos pudieran activar y participar del proceso. Por otro lado, estaban los lixiviados, de los que todo el mundo hablaba: una serie de líquidos que se iban desprendiendo y que se filtrarían así bajo el compostador.

En mi caso, en la ciudad, era muy complicado encontrar una ubicación apropiada para un compostador, aunque incluso llegué a plantearme levantar unas cuantas baldosas del patio para colocarlo. Menos mal que no lo hice, porque la experiencia me ha demostrado que hay algo más importante que hace del vermicompostaje la solución perfecta para mí: la cantidad de residuos que se generan en mi domicilio.

Éste es un tema del que casi nadie habla, pero que también debería tenerse en cuenta. El proceso de compostaje tarda mucho en iniciarse si los aportes de materia orgánica son escasos o limitados, por que no llegará a una determinada temperatura que facilite el inicio del proceso.

¿Cuánta materia orgánica generamos en nuestros hogares?

Pensad en ello, porque puede ser la clave que incline la balanza hacia el compostaje o el vermicompostaje. Si disponéis de un jardín o un huerto que genera una buena cantidad de restos orgánicos, el compostaje es la mejor opción. Pero en la ciudad, donde lo único que podremos ir añadiendo son los restos de la cocina y alguna hoja o flor seca de las macetas del balcón, haced vermicompost.

Algunas consejos útiles para vermicompostar en casa

  • Las lombrices empiezan a reproducirse al llegar a su edad adulta: 3 meses. Si tenéis curiosidad por saber cuántos adultos tenéis en la colonia, observard vuestras lombrices en busca del clitelo (un engrosamiento en forma de anillo que aparece en el tercio anterior de su cuerpo). No pondrán huevos, sino cocones, de los que pueden salir entre dos y veinte pequeñas lombrices. Son de color crema amarillento y tardarán entre 14 y 44 días en eclosionar, en función de la temperatura ambiental.
  • La colonia irá aumentando progresivamente, y con ello se agilizará el proceso de vermicompostaje. A más individuos, más rápidamente devorarán la material orgánica.
  • Vuestras lombrices serán capaces de sobrevivir durante vuestras vacaciones de verano, aunque estéis cuatro semanas sin añadir nada. Intentad hacerlo de manera generosa antes de partir y, si le dejáis las llaves a alguien para que os riegue las plantas, pedidle que riegue su interior un par de veces mientras estéis ausentes. De este modo, mantendréis la humedad y vuestras lombrices no morirán.
  • Es interesante disponer de material seco para añadirlo al vermicompostador durante los meses de verano. En esa época, muchos de los restos que generaremos en la cocina son muy húmedos, y mezclarlos con algo seco nos permitirá mantener el equilibrio entre carbono y nitrógeno. Para ello, basta con situar un cubo cerca del vermicompostador en el que iremos depositando hojas secas, flores muertas, papel de cocina usado o posos de café hasta que pierdan la humedad totalmente. Normalmente, no provocan la aparición de insectos indeseados, y los tendremos a mano cuando necesitemos incorporarlos al vermicompostador.
  • Las adventicias o malas hierbas del huerto se pueden vermicompostar sin problema si las arrancamos en cuanto aparecen o son muy pequeñas. Yo las dejo secar totalmente y las añado al cabo de unos pocos días. Evitad aquellas de mayor tamaño, pues pueden contener semillas con las que (sin querer), resembraremos el huerto.
  • El pelo se degrada muy fácilmente y es perfectamente vermicompostable. Podéis vermicompostar el de vuestras mascotas sin ningún problema, e incluso el vuestro.
  • Puede que, al realizar vuestra primera cosecha de humus, os sorprenda su aspecto, que puede diferir del que compramos ya elaborado. La mayoría de fabricantes de humus utilizan excrementos de animales de granja como alimento para las lombrices, mientras que en casa solemos evitarlos.
    No hay dos humus iguales: un hogar añadirá muchas cáscaras de huevo y posos de café, mientras que en otras casas el huevo será testimonial y habrá muchas más verduras. Eso no significa que tu humus sea mejor o peor: simplemente, es distinto.
  • Acabamos con un consejo: cuanto más trituremos los restos que van al vermicompostador, más fácilmente y en mayor cantidad los comerán las. Si queremos agilizar el proceso, puede ser buena idea triturarlos con un robot de cocina.

Aquí podéis ver todas las opciones que dispones sobre compostaje.