¿QUÉ ES EL COMPOSTAJE?

Es un término que está a la orden del día pero si tuviésemos que definirlo… ¿sabríais qué es realmente el compostaje? A veces se dice simplemente que es un tipo de fertilizante que sirve para recuperar la calidad de los suelos. Y es verdad, pero podríamos decir mucho más.

El compostaje es una técnica que imita a la naturaleza para trasformar (de forma más acelerada) todo tipo de restos orgánicos, en un producto con excelentes propiedades como fertilizante y regenerador de suelos:el compost.

En el compostaje intervienen millones de microorganismos, hongos y numerosos invertebrados que descomponen (mediante procesos aerobios, es decir, en presencia de oxígeno) los residuos orgánicos convirtiéndolos en humus.

Podríamos decir que el compost es en sí un organismo con vida propia. El humus que se obtiene como resultado de este proceso es de color oscuro, con aspecto de tierra vegetal y huele increíblemente bien a tierra de bosque. Es la esencia de un suelo saludable, fértil y equilibrado en la naturaleza.

VENTAJAS DEL COMPOSTAJE

  • No emite malos olores: en contra de todo pronóstico o de lo que sería lógico imaginar… el compostaje NO emite malos olores. ¿Por qué? Esto es debido a que es un proceso AEROBIO, es decir, lo llevan a cabo organismos en presencia de oxígeno. Es por ello que debemos controlar la aireación del compost y así podremos garantizar la ausencia de malos olores.
  • Nos permite un importante ahorro económico: el compost mejora la estructura de los suelos. ¿Cómo? Los hace más fácilmente trabajables, mejora sus condiciones, aporta aireación, previene de condiciones adversas como heladas o plagas, aumenta la cantidad de materia orgánica del suelo y la disponibilidad de nutrientes asimilables para las plantas... Por lo que, por una parte, no tendríamos que comprar productos adicionales para conseguir dichas propiedades. Además, conseguimos un producto de alta calidad (compost), sin sustancias contaminantes, con lo que estamos mejorando la salud de nuestro jardín o huerto.
  • Disminuye la contaminación: a través del compostaje doméstico conseguimos una reducción en origen de los residuos urbanos, minimizando el transporte de los mismos y su tratamiento en vertederos (contaminación de aire y suelos, malos olores, ocupación del territorio…)
  • Mejora la gestión de residuos: sobre todo residuos domésticos como restos de comida, frutas, verduras, restos de agricultura, podas, etc. aunque esto también puede aplicarse a gran escala si hacemos compostaje, por ejemplo, a nivel municipal, en lugar de individualmente. ¿Quieres saber cómo? ¡Muy fácil! Hay ayuntamientos que ya se han puesto en marcha. El proceso consiste en colocar en ciudades contenedores marrones para los residuos orgánicos que posteriormente se trasladarán a las plantas de compostaje y se llevará a cabo el proceso.

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CÓMO HACER COMPOST

Cómo hacer compost, Se trata de algo muy sencillo de realizar pues se basa en los ciclos naturales de la materia orgánica. Tan solo necesitamos un espacio al aire libre y un recipiente adecuado (puedes crearlo tú mismo por ejemplo con palets) donde depositar los restos de nuestra cocina y de nuestro jardín. También se puede, si posees una superficie de terreno con las condiciones adecuadas, hacer compost en superficie. Nosotros no lo recomendamos ya que es una forma de obtener compost menos efectiva. Es recomendable que sea en una zona de fácil acceso, que nos permita introducir la materia orgánica y “removerlo” y la extracción posterior del compost. Otro requisito es que se coloque en una zona sombreada para evitar que los restos orgánicos se resequen demasiado., ¡Ahora pasamos a la acción! Introducimos en el compostador la materia orgánica que hayamos acumulado (restos de comida, frutas y verduras, etc.)

Si lo haces sobre la superficie, el proceso consiste en esparcir sobre el terreno (no enterrar, ni envolver), una delgada capa de material orgánico (de menos de 10 cm), dejándolo descomponerse y penetrar poco a poco en el suelo. Según se va dando el proceso natural de incorporación al suelo se esparcen nuevos restos en un proceso continuo.

La forma más adecuada de hacerlo es la siguiente:

Poner una primera capa de poda triturada. Esto permite una buena circulación del aire y un mejor drenaje de la materia orgánica que depositemos encima. Añadiremos una mezcla de materiales verdes (restos de frutas y verduras, malas hierbas, poca cantidad de césped…) y materiales secos (ramas pequeñas o trituradas, podas, hojas secas…) Por último, siempre añadiremos una capa de poda triturada bien seca. Esto nos va a servir para aislar la materia orgánica del exterior. Así vamos a impedir que moscas y otros insectos se acerquen y pongan sus huevos en nuestro compost. Además, evitaremos los malos olores. Es MUY IMPORTANTE tener en cuenta la PROPORCIÓN. Debemos añadir dos partes de verde por una parte de seco.

Este paso podría hacerse según la cantidad de residuos que generemos, una o dos veces por semana. Es preferible hacer una aportación importante a la semana que aportar todos los días muy pocos residuos. Introducir la materia orgánica, para esto debemos remover bien los materiales para permitir que el material del compostador esté en contacto con el aire, que se produzca una mayor aireación y se distribuya homogéneamente la humedad. Solo si fuese necesario se podría hidratar, añadiendo pequeñas cantidades de agua.

¿Cómo sabemos si tenemos que añadir agua? Muy fácil, en fases de descomposición se llegan a alcanzar temperaturas de entre 50 y 70 ºC, si lo remueves y las capas de debajo tienen un color grisáceo debido a las cenizas producidas por la combustión… entonces hay que añadir un poco de agua. De igual forma que si vemos que las capas de arriba están visiblemente secas, también. Es recomendable hacerlo con una manguera que te de la opción de pulverizar. Como ya sabemos, debemos mantener una humedad constante PERO el agua en exceso podría ser perjudicial.

En cuanto a la aireación, también se recomienda hacerlo dos o tres veces por semana. Es importante que se oxigenen todos los residuos para que los organismos puedan hacer su trabajo y no se genere digestión anaerobia, pero tampoco es bueno removerlo todos los días, ya que no dejamos que estos se establezcan.

En cuanto a la aportación del agua dependerá de muchos factores. De si el compostador está en una zona soleada o no, del tipo de residuos que aportamos, etc. Por ejemplo: Si echamos una gran cantidad de frutas y verduras, eso le dará suficiente hidratación y no necesitará apenas aportación de agua por nuestra parte. Si por el contrario aportamos restos de pescado, carne, pasta, etc. quizás necesite más agua. Como hemos dicho, según cómo lo veamos al removerlo, echaremos agua o no. Airear e hidratar periódicamente.

Para llegar a este paso deben haber pasado al menos dos meses desde la primera aportación de materia orgánica. Cuando observemos que la parte de abajo ha adquirido un color oscuro y un olor agradable a tierra de bosque, el proceso en esa parte ha terminado y podremos sacarlo y cribarlo. De esta manera, lo que estaremos haciendo es filtrar el material obtenido y lo que pase por la criba será nuestro compost que podremos usar en nuestro jardín o huerto, y lo que no pase la criba será devuelto al compostador. Esta parte acabará de compostar con el tiempo y además ayudará a acelerar el proceso de la materia orgánica recién introducida, ya que ya contiene microorganismos que van a comenzar antes el proceso de descomposición.

Se trata de algo muy sencillo de realizar pues se basa en los ciclos naturales de la materia orgánica. Tan solo necesitamos un espacio al aire libre y un recipiente adecuado (puedes crearlo tú mismo por ejemplo con palets) donde depositar los restos de nuestra cocina y de nuestro jardín. También se puede, si posees una superficie de terreno con las condiciones adecuadas, hacer compost en superficie. Nosotros no lo recomendamos ya que es una forma de obtener compost menos efectiva.


1. COLOCAR COMPOSTADOR

Es recomendable que sea en una zona de fácil acceso, que nos permita introducir la materia orgánica y “removerlo” y la extracción posterior del compost. Otro requisito es que se coloque en una zona sombreada para evitar que los restos orgánicos se resequen demasiado.

2. INTRODUCIR LA MATERIA ORGÁNICA

¡Ahora pasamos a la acción! Introducimos en el compostador la materia orgánica que hayamos acumulado (restos de comida, frutas y verduras, etc.)

Si lo haces sobre la superficie, el proceso consiste en esparcir sobre el terreno (no enterrar, ni envolver), una delgada capa de material orgánico (de menos de 10 cm), dejándolo descomponerse y penetrar poco a poco en el suelo. Según se va dando el proceso natural de incorporación al suelo se esparcen nuevos restos en un proceso continuo.

La forma más adecuada de hacerlo es la siguiente:

  • Poner una primera capa de poda triturada. Esto permite una buena circulación del aire y un mejor drenaje de la materia orgánica que depositemos encima.
  • Añadiremos una mezcla de materiales verdes (restos de frutas y verduras, malas hierbas, poca cantidad de césped…) y materiales secos (ramas pequeñas o trituradas, podas, hojas secas…)
  • Por último, siempre añadiremos una capa de poda triturada bien seca. Esto nos va a servir para aislar la materia orgánica del "exterior". Así vamos a impedir que moscas y otros insectos se acerquen y pongan sus huevos en nuestro compost. Además, evitaremos los malos olores.

Es MUY IMPORTANTE tener en cuenta la PROPORCIÓN. Debemos añadir dos partes de verde por una parte de seco.

Este paso podría hacerse según la cantidad de residuos que generemos, una o dos veces por semana. Es preferible hacer una aportación importante a la semana que aportar todos los días muy pocos residuos.

3. AIREAR E HIDRATAR PERIÓDICAMENTE

Para esto debemos remover bien los materiales para permitir que el material del compostador esté en contacto con el aire, que se produzca una mayor aireación y se distribuya homogéneamente la humedad. Solo si fuese necesario se podría hidratar, añadiendo pequeñas cantidades de agua.

¿Cómo sabemos si tenemos que añadir agua? Muy fácil, en fases de descomposición se llegan a alcanzar temperaturas de entre 50 y 70 ºC, si lo remueves y las capas de debajo tienen un color grisáceo debido a las cenizas producidas por la combustión… entonces hay que añadir un poco de agua. De igual forma que si vemos que las capas de arriba están visiblemente secas, también. Es recomendable hacerlo con una manguera que te de la opción de pulverizar. Como ya sabemos, debemos mantener una humedad constante PERO el agua en exceso podría ser perjudicial.

En cuanto a la aireación, también se recomienda hacerlo dos o tres veces por semana. Es importante que se oxigenen todos los residuos para que los organismos puedan hacer su trabajo y no se genere digestión anaerobia, pero tampoco es bueno removerlo todos los días, ya que no dejamos que estos se establezcan.

En cuanto a la aportación del agua dependerá de muchos factores. De si el compostador está en una zona soleada o no, del tipo de residuos que aportamos, etc. Por ejemplo: Si echamos una gran cantidad de frutas y verduras, eso le dará suficiente hidratación y no necesitará apenas aportación de agua por nuestra parte. Si por el contrario aportamos restos de pescado, carne, pasta, etc. quizás necesite más agua. Como hemos dicho, según cómo lo veamos al removerlo, echaremos agua o no.

4. CRIBAR

Para llegar a este paso deben haber pasado al menos dos meses desde la primera aportación de materia orgánica. Cuando observemos que la parte de abajo ha adquirido un color oscuro y un olor agradable a tierra de bosque, el proceso en esa parte ha terminado y podremos sacarlo y cribarlo. De esta manera, lo que estaremos haciendo es filtrar el material obtenido y lo que pase por la criba será nuestro compost que podremos usar en nuestro jardín o huerto, y lo que no pase la criba será devuelto al compostador. Esta parte acabará de compostar con el tiempo y además ayudará a acelerar el proceso de la materia orgánica recién introducida, ya que ya contiene microorganismos que van a comenzar antes el proceso de descomposición.

5. USAR!

¡El compost ya está listo para poder emplearlo!


CONSEJOS

¿QUÉ PODEMOS COMPOSTAR?

Dentro de toda la materia orgánica existen preferencias para obtener una mejor calidad del compost. Por ejemplo, son preferibles los restos de frutas y verduras que productos y restos cárnicos. Además, en algunos casos, se puede añadir una pequeña cantidad fermentos animales (estiércol).

¿ QUÉ ELEMENTOS Y FACTORES DETERMINAN UN BUEN PROCESO DE COMPOSTAJE?

El tipo de materia orgánica, su procedencia, el estado de degradación en el que se encuentra cuando se añade al compostador… todo esto son factores que afectan a la calidad del compostaje. Se recomienda mezclar distintas estructuras y tipos de fibras orgánicas (gruesas con finas, secas con húmedas…), favorecer su aireación, etc.

Existen muchas dudas sobre qué aportar y qué no. A continuación, os dejamos algunas recomendaciones de cosas que podéis añadir y cosas que mejor no para obtener una mejor calidad del compost.

Se puede aportar cualquier tipo de resto orgánico: carne, pescado, leche, huevos, cáscaras de huevos, frutas, verduras, pasta, pan, huesos, cáscaras de frutos secos, pieles de mariscos, conchas de mejillones, pelos, etc. Evidentemente unos restos tardarán más en degradarse que otros, por eso también se recomienda hacer la aportación de trozos pequeños. Por ejemplo, intentar que en lugar de echar una manzana entera, partirla en cuatro trozos. Lo mismo pasa con la carne, el pescado o el queso es recomendable tratar de echarlos en trozos pequeños y no aportar excesos.

Existen muchas dudas sobre los cítricos también. No existe ningún problema por aportar naranjas y limones. Lo que no se puede hacer es aportar únicamente cítricos, porque se acidificaría demasiado, pero no hay ningún problema en echar este tipo de frutas. Eso sí, como he comentado antes, recomendable partirlo en trozos pequeños para que su descomposición sea más fácil y rápida.

En cuanto al estiércol, queda a elección de cada uno.

Existen ciertos materiales que no se recomienda echar como restos de poda de césped, paja o serrín. ¿Por qué? Porque una vez húmedo se apelmaza y puede provocar el efecto contrario a la aireación. Es decir, favorecería a la digestión anaerobia, lo que provocaría malos olores. Los restos de poda de pino, ciprés, etc. tampoco se recomiendan por dos motivos. Uno, que si se aporta en exceso puede acidificar el medio. Dos, que son árboles con una gran cantidad de resina que además de producir compactación contiene enzimas que matan a los microorganismos, así que podrían disminuir la velocidad de descomposición.

Una vez obtenemos el compost ¿qué hacemos con él? Bien, son muchas las opciones, aquí os dejamos algunos usos que podéis darle:

  • Compost Maduro: lo que sería el compost realmente, cuando la materia orgánica está totalmente descompuesta, después de dos o tres meses, tiene color marrón oscuro o negro, de estructura grumosa y desprende un olor agradable a tierra húmeda. Se puede usar tanto en superficie como mezclándolo con la tierra.

También puede aplicarse como sustrato sustituto parcial o complemento de las turbas que son recursos no renovables.

  • Compost fresco: puede tener semanas o meses y en él se puede apreciar la actividad de macroorganismos como lombrices o cochinillas. Puede ser parcialmente aprovechado por las raíces, aunque debemos evitar que las partes no descompuestas entren en contacto con las raíces, ya que poseen aún propiedades inhibidoras de su acción. Se recomienda usar únicamente en superficie.
  • Materiales sin fermentar: estos materiales recién amontonados, no están en condiciones de incorporarse al ciclo de nutrientes del suelo pero sí pueden servir de acolchado de la tierra y puede dar protección contra las heladas.
  • Purín de compost: se puede aplicar con el riego a las plantas que necesiten un aporte extra de nutrientes.

En Planeta Huerto os animamos a que probéis con este proceso que además de ahorrar dinero y ser beneficioso para el medio ambiente, es una increíble experiencia, divertido y educativo para realizar con niños y adultos.