Como aficionada a la recolección de setas, el mundo de los hongos me parece apasionante. Como hortelana, ya no tanto, y es uno de los problemas a los que más le temo. Quizá por ello no me canso de insistir en la conveniencia de regar apropiadamente, evitando los excesos y los encharcamientos. El exceso de agua es más que peligroso, y yéndonos a los extremos, siempre es mejor pecar de regar poco que mucho.

Contra la lluvia, poco podemos hacer aparte de estar atentos a que se acabe para aplicar algún fungicida preventivo, especialmente cuando hace calor. Son las dos condiciones mínimas que necesita un hongo para prosperar: agua y calor. Y nosotros no queremos que eso ocurra, ¿verdad?

Los hongos malos

En el video os he mostrado aquellos que después de una primavera lluviosa (y unas plantas desprotegidas adrede), han aparecido en mi huerto. Es curioso descubrir cómo se manifiestan sobre las distintas hortalizas y constatar que siempre hay alguno que puede afectarlas con más facilidad que otros.

Este año por ejemplo, ha aparecido mildiu en las cebollas, una planta que nunca antes lo había padecido y sobre la que me costó identificarlo. Lo había visto sobre las tomateras, que empiezan presentando manchas sobre las hojas y finalmente en el tallo, que empieza a oscurecerse desde la base y acaba matando toda la planta.

Pero en las cebollas, que algunas puntas se fueran secando, era algo que entraba dentro de la normalidad. A diferencia de en otras ocasiones, las hojas empezaron a cambiar hacia amarillento pero, si las tocabas, no crujían, sino que estaban blandas y grasientas. Los bulbos empezaron a presentar algunas manchas marrones, por lo que acabé arrancándolas y utilizándolas como cebollas tiernas para ensalada.

Lo curioso es que el mildiu que afecta a las cebollas puede afectar a otras liliáceas (ajos, puerros), pero no a otras plantas. Así que esa jardineras se utilizará de nuevo con la misma tierra para acoger cultivos de distinta familia hortícola. Me recuerda a determinadas setas, que se dan sólo en bosques donde crecen determinados tipos de árboles.

Los hongos buenos

Igual que ocurre con los insectos beneficiosos en el huerto y jardín, también hay hongos que trabajan a nuestro favor. De un tiempo a esta parte, se ha popularizado el uso de micorrizas y tricodermas en los huertos de autoconsumo.

Debo reconocer que aún no los he probado en el macetohuerto porque estoy informándome sobre el tema, pero me parece maravilloso que podamos inocular determinados hongos para que se conviertan en antagonistas de aquellos que pueden provocar enfermedades en nuestras planta o para que faciliten la absorción de determinados nutrientes.

Algunos consejos

No puedo acabar este artículo sin dejaros algunos consejos que seguro que os serán de utilidad:

  • Evitad tocar las tomateras cuando estén mojadas, pues sin querer podemos estar “resembrando” los hongos en unas condiciones favorables para ellos.
  • Por el mismo motivo, hay que evitar podar o eliminar chupones en ese momento, ya que la herida que dejamos en la planta (pequeña, pero herida al fin y al cabo), puede convertirse en un punto de entrada de hongos u otra enfermedad.
  • Cuando detectéis algún tipo de hongo sobre vuestras hortalizas, reflexionad por un momento sobre el riego que ha recibido. Puede que os estéis pasando en la cantidad de agua que le destináis o en la periodicidad del riego. Paralelamente a la utilización de un fungicida, es probable que reducir el riego ligeramente os permita salvar la planta.
  • Una correcta distribución de las plantas para que haya ventilación entre ellas es una práctica muy recomendable en la prevención de hongos, y eso es algo que mucha veces no tenemos en cuenta quienes cultivamos en espacios muy reducidos.

Espero que estos consejos os sean útiles para evitar la parición de hongos en vuestro huerto o para saber cómo actuar si los detectáis.

¡Saludos!