Autocuidarse: he ahí la cuestión. Pese al ritmo de la vida, en la que muchas veces nos “olvidamos” de nosotros mismos o quedamos en segundo plano, la importancia del self-care debería ser uno de los pilares de nuestra vida. Y es que algo que puede parecer obvio, como es la necesidad de dedicarnos tiempo para nosotros mismos, para disfrutar de los pequeños momentos que nos regala el día o, simplemente, para mimarnos un poco, muchas veces se convierte en algo secundario. Por ello, trabajar el autocuidado como parte de tu día a día debe ser una máxima.

Pero, ¿qué es el selfcare?

Hablemos, pues, de selfcare, ese término que médicos norteamericanos acuñaron antes de los años 60 para referirse al hecho de dedicar tiempo a cuidar de nosotros mismos. ¿Cómo? Haciendo aquello que nos hace más felices, prestando atención a las pequeñas cosas que muchas veces dejamos pasar, ya que solemos dejarnos llevar por el ritmo del día a día.

Y es que se demostró que el autocuidado no sólo tiene un gran impacto sobre nuestro bienestar físico: también en nuestro equilibrio psicológico, sumamente necesario para nuestra felicidad y nuestra energía.

Pensémoslo con un símil: ¿podría encender la luz en casa si no tiene energía? Nuestro cuerpo es igual: no sólo necesita energía física para moverse, también necesitamos motivación, ilusión y momentos para disfrutar de las cosas que nos ponen “la pila” y hacen que el motor se cargue. Es decir, también necesita que trabajemos y dediquemos tiempo a nuestra mente, a nuestro bienestar, y muchas veces esto pasa por encontrar tiempo para nosotros mismos.

Pero, piénsalo… ¿Lo haces actualmente?

¿Qué puedes hacer para autocuidarte?

Haz más de aquello que necesitas. De aquello que te hace sentirte bien, feliz. Eso que, mientras lo haces, sientes que el aire que entra en tu pecho es más ligero. Tan sencillo. Cosas como correr al terminar tu jornada de trabajo, comer una onza de chocolate de postre, escuchar tu canción favorita en la ducha por la mañana (y, por supuesto, cantarla creyéndote el protagonista) o leer un buen libro antes de ir a dormir.

Cosas como que cuando todo el mundo duerme en casa (por fin), aproveches para estirarte en el sofá con una infusión y poner esa peli que estabas deseando ver. Como sacar tiempo para hacer ese curso que no consigues terminar, como salir a la calle a caminar cuando llueve o como disfrutar del momento de sembrar en tu pequeño huerto las semillas que tantas ganas tenías.

Porque la vida está hecha de eso: de los pequeños momentos que nos hacen sentir bien. Y dedicarnos tiempo para poder vivirlos y sentirlos, eso es autocuidado.

Dedicarnos (al menos) 10 minutos al día para nosotros mismos, para parar, respirar, reiniciar. Para cargarnos sin juzgarnos, sin cuestionarnos. Para cargarnos las pilas. Slow, porque somos nuestro propio hogar y no sólo lo necesitamos: lo merecemos.

Así que sí, he ahí la cuestión. Y sólo nosotros elegimos cuándo y cómo comenzar a autocuidarnos. ¿Preparados?