Slow cooking, término acuñado para designar el cocinar despacio, a fuego lento y sin prisas, suena con fuerza dentro de los fogones. El ritmo de vida ajetreado no nos permite disfrutar del placer de cocinar, pero existen opciones que nos permiten hacerlo de forma cómoda, sencilla y sin tener que preocuparnos por los tiempos de cocción.

De manera general se encuentran compuestas por una carcasa eléctrica, un recipiente cerámico y una tapa, pudiendo ser manuales o digitales. Lo que las diferencia entre sí es la potencia que tiene cada olla según el modelo, que, unido a su tamaño, puede generar tiempos de cocinado más leves o más largos.

Una olla de cocción lenta o “slow cooker” nos ayuda a cocinar ese plato casero que tan buenos recuerdos nos trae de la infancia y que, por falta de tiempo somos incapaces de ponernos a ello.

Ventajas de utilizar una olla de cocción lenta

A continuación te damos una serie de motivos por los cuales cocinar con una olla de cocción lenta, puede cambiarte la vida:

  • Permite que todos los jugos de la carne y la verdura, se mezclen de forma natural en la receta. La cocción a baja temperatura garantiza el éxito de texturas y sabores exquisitos.
  • Sólo tienes que poner los ingredientes, programarla y la olla se encargará del resto. Cuando llegue la hora de comer, se encontrará lista y además manteniéndose caliente.
  • Implica un consumo energético más bajo que cocinando con otros métodos más tradicionales. Según los fabricantes, una olla de cocción lenta consume alrededor de 75-150W en baja temperatura y entre 150-350W en alta. Cogiendo como media un precio de 0,1500€ kW/h, consume entre 0,0137 y 0,0400 euros/h aproximadamente, dependiendo de la temperatura a la que se utilice.
  • Fácil limpieza: debido al tratamiento anti-adherente de máxima calidad, se suelen limpiar fácilmente.
  • En una cocción tradicional calientas el horno 200ºC y cocinas el producto alrededor de 1 hora. Si mides la temperatura del interior no se encontrará superando los 70ºC, siendo la diferencia entre el exterior y el interior bastante elevada. En la cocción a baja temperatura esta diferencia de temperaturas entre el medio y el alimento es mínima.


En general el cocinado saludable poco a poco se va adentrando en nuestras vidas y en nuestros aparatos de cocina. No queremos renunciar tampoco a la textura crujiente y jugosa cuando freímos los alimentos, pero somos conscientes que el incremento de grasas saturadas al cocinar con freidoras es alto y perjudicial para nuestra salud.

Ahora también puedes freír obteniendo recetas más sanas y sabrosas, respetando los sabores y las propiedades de los alimentos, sin apenas emplear aceite. De esta manera puedes reducir el % de grasas de manera drástica.

Como puedes ver ya no es necesario dedicar gran parte de tu tiempo a cocinar, y además puedes hacerlo de una manera saludable y respetando los sabores.