El laboreo consiste en las acciones mecánicas destinadas a conseguir las condiciones óptimas para el desarrollo de las plantas.
Un aspecto desaconsejado en agricultura ecológica es el volteo de los perfiles del suelo, es decir, el enterramiento en profundidad de las capas superiores, donde se concentra la fertilidad del suelo.
El suelo es aconsejable trabajarlo con un nivel de humedad óptimo. Si está muy seco, resultará difícil y pesado, además, dejará la tierra muy desmenuzada, con agregados muy finos. Pero si se trabaja con exceso de humedad, puede ser incluso peor, pues la tierra se cementa y al secarse queda dura y compactada.
Consejos para un laboreo correcto:
- No remover la tierra por rutina, supone un trabajo y gasto evitable.
- Conservar los perfiles del suelo, evitando su volteo y la mezcla de horizontes. Procuraremos no incorporar en profundidad la materia orgánica fresca, como restos de cosechas, compost, etc.
- Realizar el laboreo en la altura cierta, en función de lo que deseemos conseguir.
- Optar por abono verde (Ver artículo: Abonos verdes, fertilizantes naturales), de esta forma, estimulamos el laboreo natural que hacen las raíces y los organismos vivos del suelo.
- Evitar la compactación del terreno con maquinaria pesada. Si el suelo está muy compactado, recurrir al subsolado.
Lo más importante es que todas las labores que realicemos tengan como objetivo final la mejora de las condiciones de la tierra y el mantenimiento de la fertilidad, consiguiendo así el mejor desarrollo de las plantas cultivadas.